Djordjevic resiste la alta tensión

Una vez más el choque entre Unicaja y Barcelona produjo una descarga de alta tensión. Desde la final que ambos equipos protagonizaron en mayo de 1995 es habitual que cada vez que vuelven a encontrarse salten chispas que, como ayer, suelen acabar dibujando un partidazo. Esta vez la victoria fue para el Barcelona gracias a la aportación de Aleksandar Djiordjevic, el primero en la provocación y en la búsqueda del encontronazo, pero a la vez el único jugador de ambos equipos con el talento necesario para cambiar de registro según las circunstancias y mantener la cabeza fría en los instantes decisivos.

Reservado inicialmente por su entrenador -no saltó a la cancha hasta el minuto siete de partido-, Djordjevic marcó el tono del arbitraje con sus aspa vientos, desquició a Nacho Rodríguez y amenazó al debutante David Gil, desesperó al público y también jugó lo suyo. Impuso el ritmo del partido y se la jugó en los momentos más comprometidos para acabar siendo el máximo anotador del encuentro (29 puntos).

Hasta la entrada en cancha de Djordjevic, Unicaja tuvo la iniciativa del encuentro y acumuló una máxima ventaja de nueve puntos (22-13). Cimentados en una excelente defensa, los malagueños apabullaron a su rival. Pero luego todo cambió.