La selección se va de excursión

Alberto Leanizbarrutia, el duro de Elorrio, fue el único puntual. Allí estaba, a las 10 en punto, sentado en el murete, la bicicleta al lado, esperando que llegaran los otros 10 de la selección. Era la cita más importante de la semana. El entrenamiento más duro. "Los he acostado prontito porque tienen un buen día por delante", decía la noche anterior Paco Antequera, el valenciano seleccionador. El plan inicial consistía en salir a pedalear por Francia y Navarra a las 9.30 de la mañana, pero los ciclistas dijeron que nanay,_que era muy pronto. A las 10, entonces, convinieron todos. Pero a las 10 sólo estaba preparado Leaniz, el más viejo, el que más en forma está, quizás el único ilusionado con la cita.Poco después aparece por allí un masajista de la selección. "Oye, Leaniz", le dice, "que como el circuito de la contrarreloj está cerrado al tráfico, damos unas vueltas por allí, véis las, curvas, aquí puedo arrancar y eso, y después nos vamos por Tolosa y por ahí, ¿te parece bien, eh?". El plan inicial se ha dulcificado enormemente. ¿Para qué tanta prisa? Un cuarto de hora más tarde llega él grueso de la expedición. También Antequera, que les repite el plan adelantado por el masajista. El entrenamiento, reconvertido en excursión, se pone en marcha.

"Lo que cambia las cosas el estar motivado o no", dice José María Jiménez, uno de los líderes carismáticos del equipo. Hace dos años, Jiménez preparó el Mundial de Colombia durante un intenso mes y medio. Llegó a Duitama con la cara fina como un cuchillo, con las venas al aire, dispuesto a comerse el mundo. Tenía motivación e hizo un gran Mundial.

Ahora, ayer, ni el recorrido le hace trempar, ni la falta de un líder por el que luchar, ni la falta de una mínima ilusión. "Bueno, un día más trabajando", dice otro ciclista. "Un día menos para empezar los critériums y las vacaciones". El Mundial es su último día de trabajo, no el día más importante del año, como debería ser. ¿Pero quién lo cree así?