Crivillé gana en casa de Doohan
Una caida del australiano dejó el camino libre al piloto catalán
Ganar en casa del gran enemigo: el sueño dorado de cualquier deportista lo hizo realidad ayer Alex Crivillé en el Gran Premio de Australia. Ser aplaudido por ardientes aficionados rivales: otro logro al alcance de pocos elegidos que también cumplió el piloto de Seva en la última carrera del año. Conseguir que el público entregado a otro se marche antes del final del espectáculo: más puntos para el mejor piloto español de 1997. Su triunfo en Phillip Island, el feudo de Mick Doohan, cierra la temporada y anuncia batalla feroz para el año próximo. Crivillé se impuso gracias a un fallo del australiano, que se fue al suelo cuando era líder destacado. En 250cc, el italiano Max Biaggi conquistó su cuarta corona consecutiva, y en 125cc venció el japonés Noburu Ueda.Crivillé sumó su segundo triunfo de la temporada y también el segundo de la representación española este año. Aunque llevaba días pensando ya en 1998, al piloto número dos de la escudería Repsol-Honda le sentó bien terminar el curso así. Volver al cajón más alto del podio y hacerlo a expensas de la celebración local de Doohan le devolverá toda la moral, una vez certificada su recuperación física. Fue una victoria de rebote, insospechada es cierto, pero victoria al fin; y en Australia.
Y eso que Doohan había cimentado la fiesta perfecta para sus fieles. Alrededor de 100.000 peregrinaron hasta la isla donde se encuentra el circuito para agasajar, aclamar y adorar al ídolo.Apasionados, todos, por un campeón que suma ya 4 títulos mundiales, 46 triunfos en' grandes premios y 50 pole-position. Sólo en 1997 llevaba 12 victorias en 14 carreras. Los que veían de madrugada la televisión deseaban que se repitiera la victoria ante su presencia. Sin embargo, se encontraron escuchando el himno español en honor a Crivillé.
La caída del piloto australiano a falta de 11 vueltas para el final, cuando gozaba de una ventaja cómoda, arruinó los festejos de muchos. Para Crivillé, no obstante, fue motivo de sorpresa: "No me lo esperaba. Mick tenía una diferencia grande y podía conservarla, pero estas cosas a veces pasan en las carreras" . Doohan no se había caído en todo el año y en Phillip Island lo hizo dos veces. Primero en los entrenamientos del sábado, y definitivamente ayer en la carrera.
Con el número uno volviendo cabizbajo a su garaje y muchos espectadores abandonando el circuito prematuramente, Crivillé se dispuso a aceptar el regalo. Tuvo que pelear frente al japonés Takurna Aoki y acabó ganando claramente. "La temporada ha sido adversa para mi dijo, "y es muy bueno terminarla de esta manera". Los puntos sumados ayer le aseguraron la cuarta posición en el Mundial. Al menos el año que viene no tendrá que lucir el maldito número dos que tan mal les ha ido a todos sus últimos usuarios.
Después de lo visto ayer, es seguro que Crivillé volverá a amenazar a Doohan en 1998. Lo más normal es que vuelvan a ser compañeros de escudería en Repsol-Honda, pero nada está armado aún. "Me duele por el público que se ha volcado conmigo", comentó el piloto australiano. "Así son las carreras". Su inesperada ausencia del podio benefició al japonés Norifumi Abe (Yamaha), que se clasificó tercero.
Ninguno de los demás pilotos españoles pudo entrar en la lucha por el cajón. Sete Gibernau (Yamaha) terminó sexto; Carlos Checa (Movistar-Honda) fue décimo, Alberto Puig (Movistar-Honda), 15% y Juan Bautista Borja (Elf) tuvo que abandonar.
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