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Los congresos regionales del PSOE reelegirán a 11 de los 17 barones actuales

Anabel Díez

El secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, podrá hacerse en octubre la foto de familia con los 17 dirigentes regionales de su partido al terminar todos los congresos regionales. El vuelco originado por la decisión de Felipe González de retirarse de la cúpula de poder de los socialistas está teniendo un reflejo parcial, toda vez que repetirán en el puesto 11 de los 17 llamados barones del partido. Todo apunta a que los congresos de los socialistas registrarán más unidad que renovación a la hora de votar a sus nuevos líderes.

El secretario general de la Federación Socialista Madrileña (FSM), Jaime Lissavetzky, al ser elegido hace tres años secretario general pidió con vehemencia a sus compañeros que la organización madrileña debía dejar de ser el Bronx del PSOE. Aludía el dirigente madrileño a las guerras fraticidas que registraba su federación desde hacía años. Nada original, puesto que la lucha entre guerristas y renovadores era el panorama habitual del PSOE desde hacía años.Mucho han cambiado las cosas desde entonces. Para empezar, todos proclaman que se acabaron las etiquetas entre socialistas. Ahora que han llegado los congresos regionales se aprecian, aunque en mucha menor medida, conflictos que no pueden explicarse en razón de los anteriores rótulos sino que obedecen a conflictos regionales, provinciales y locales. El baile de guerristas y renovadores de una facción a otra hace del todo incorrecto repetir esas denominaciones.

Extremadura, Madrid, País Vasco, Castilla y León y Canarias celebrarán entre el próximo fin de semana y final de octubre sus congresos donde se renovarán sus estructuras de poder. Casi todo está ya cocido y puede decirse que repetirán en sus cargos 11 de los 17 secretarios regionales. Repiten en el cargo los siguientes: Manuel Chaves (Andalucía); Luis Martínez Noval (Asturias); Jaime Blanco (Cantabria); Narcís Serra (Cataluña); Francisco Vázquez (Galicia); María Antonia Martínez (Murcia), Angel Martínez Sanjuán (La Rioja); Jesús Quijano (Castilla y León); Juan Carlos Rodríguez Ibarra (Extremadura); Jaime Lissavetzky (Madrid) e Isidoro Esteban (Aragón).

La renovación se ha producido ya en Baleares, donde Francesc Triay ha sido sustituido por Andreu Crespí. En Castilla-La Mancha, Juan Pedro Hernández Moltó ha dejado paso a José María Barreda. El valenciano Joan Lerma se retiró antes del congreso y resultó elegido con cierta gresca Joan Romero. En el País Vasco, por decisión propia, Ramón Jáuregui se retira y no hay dudas de que será sustituido el próximo 5 de octubre en Vitoria por Nicolás Redondo Terreros. Este tiene decidido dejar su escaño en Madrid y dejar el lugar a Arantxa Mendizabal.

De los congresos celebrados hasta ahora, tan solo en Cantabria y en el País Valenciano ha habido listas alternativas. El cántabro Jaime Blanco resultó elegido con algo menos del 55% de los votos y al valenciano Romero le faltaron tres décimas para llegar al 50%. En el resto, los porcentajes oscilan entre el 70 y el 90%. Este dato es el que destaca el secretario de organización del PSOE, Ciprià Ciscar, que sigue de cerca todos los congresos para que al final de este camino pueda presentarse ante sus militantes proclamando que "ha nacido una nueva etapa", como escribe en documentos internos. La novedad que esgrime Ciscar tiene relación con la necesidad a partir de octubre de que todos los socialistas trabajen para "aglutinar una mayoría de progreso".

De los congresos que faltan no se espera conflicto en Extremadura, donde Juan Carlos Rodríguez Ibarra volverá a ser secretario general porque así lo quieren la mayoría de los militantes. En Madrid, el proceso quizá resulte algo más complicado por cuanto que Lissavetzky ha dirigido en los tres últimos años la organización con la ayuda de José Acosta, presidente ahora de la FSM, que cuenta con un sector fiel y nutrido con el que Lissavetzky tendrá que contar. El dirigente madrileño señala que "quiere respetar la pluralidad, pero necesariamente debe haber carnbios". La magnitud de éstos es lo que se dilucidará de aquí al 24 de octubre, cuando comience el congreso madrileño. A partir de ese momento el objetivo es llegar en una buena situación y con unos buenos candidatos para las elecciones autonómicas y municipales de 1999.

Nicolás Redondo Terrenos aspira a la secretaría general de Euskadi y asegura que ya cuenta con el apoyo mayoritario. El conflicto no está por su nombre sino que un grupo de destacados dirigentes, todos muy cercanos a Ramón Jáuregui, piden que este congreso sea el de la designación de candidato a lehendakari. Redondo discrepa radicalmente de esta tesis al considerar que la asamblea de Vitoria debe servir para el relanzamiento del partido y la incorporación muy activa de personas. El ahora vicepresidente, Mario Onaindía, tiene un papel reservado de máxima relevancia. La incorporación de alcaldes a la dirección del partido de los socialistas vascos es otro de los objetivos de Redondo. Menciona al alcalde de Ermua, Carlos Totorica; al de Barakaldo, Carlos Pera, y al de San Sebastián, Odón Elorza.

La idea de unidad y de respaldo a todos los dirigentes que salgan elegidos la quiere expresar personalmente Joaquín Almunia. Con su presencia en todos los congresos, mostrará su respaldo a los elegidos.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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