Buen paño, Heras
La explosión anunciada del ciclista, el penúltimo producto de Béjar
Acabado el esplendor de la industria de afamado paño de Béjar, la ciudad salmantina ha dado con otro producto exportable y de renombre: los escaladores. Más calladamente, con menos estruendo previo, sin fanfarrias anunciadoras, otro bejarano ha llegado a la cumbre. Roberto Heras, de la misma edad que Santi Blanco, nacido muy cerca del pata negra del ciclismo español, ha tardado menos, sin embargo, en levantar los brazos al cruzar la meta de una gran ronda por etapas. Lo hizo como debe ser, en solitario. Como lo hacía su ídolo, el último gran escalador de Béjar, Laudelino Cubino. Otro de buen pano..Fue hace 10 años justamente cuando Cubino saltaba a. las primeras páginas de las crónicas exactamente de la misma manera: logrando su primera victoria profesional -antes, el año anterior, había ganado la etapa reina del Tour del Porvenir- en la cima de una etapa de la Vuelta. Heras tenía entonces 13 años, la edad en que los chavales empiezan a buscar sus ídolos, en. que deciden qué sueño quieren cumplir. La victoria de su vecino le sacó de dudas inmediatamente. Cogió la bicicleta y empezó a subir cuestas. No paró hasta cruzarse con su ídolo e intentar seguirle la rueda en sus entrenamientos. No parará hasta lograr igualarle, por lo menos.
Cuando Cubino fichó por el kelme en 1994 para ir poniendo fin a su carrera, Heras ya no era el chaval que intentaba seguirle, sino un aficionado muy prometedor que incluso le dejaba en algunas rampas. "Tiene 20 años y sube muy bien", terminó por decirle Cubino -ahora su representante también- a su director, Álvaro Pino. Heras terminó de aficionado en el Orbea y pasó al Kelme. Era enero de 1995. Tanto ha convencido a sus jefes que ha renovado hasta el 2000.
Pino se siente a gusto dirigiéndole. "Es un joven al que hemos llevado con mucha suavidad, sin atosigarle", dice el director gallego. "Llega a la Vuelta, su primera gran ronda, fresco". "Estoy muy bien aquí", corresponde Heras. "Es un equipo joven y con futuro. Está todo muy bien planificado para poder triunfar". Pino le tuvo que enseñar a ganar la etapa -"no tires, estáte tranquilo, no, te revientes llevando a Jiménez a rueda, y a tres kilómetros, cuando la carretera vuelva a subir, atácale", le dijo-, pero antes Heras le había mostrado su obediencia y sacrificio. "Fue en la Setmana Catalana", recuerda Pino. "Heras estaba más fuerte que nadie en i la montaña. Estaba que se salía, pero supo sacrificar sus ambiciones de ganar una etapa para trabajar para Domínguez, que ganó la general".
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