La asociación de bingos apoya a la sala que no pagó cuatro millones
La Asociación de Bingos de Madrid apoyó ayer la decisión de la sala de juegos Alcobendas, que decidió no pagar en enero de 1996 un premio de cuatro millones de un bingazo -una jugada rápida que premia a la primera persona que tacha las 15 casillas de su cartón antes de la bola 42- porque se cantó una bola tarde. La Comunidad, que examinó la reclamación, obliga al bingo a pagar el premio porque se cantó a tiempo, aunque en voz baja. Según el presidente de la asociación de bingos, Alejandro Colubi, el reglamento establece que "el bingo hay que cantarlo en voz clara y alta". La afectada, Benedicta Regadera, dijo ayer a la SER: "Tengo 59 testigos de que lo canté bien, pero los de la sala se hicieron los locos".
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