Revuelta juvenil entre la legión extranjera

Los chicos se dicen desilusionados porque la multitudinaria legión extranjera les va a cerrar el paso, y algunos temen incluso que el ascenso a Segunda sea, contraproducente. El entrenador tampoco parece muy contento, comprende la desazón de sus muchachos y se queja de la falta de infraestructuras. Pero el fútbol sigue deparando fenómenos del todo inexplicables: en una situación tan aparentemente desfavorable, el filial del Deportivo vive el mejor momento de su historia. El Deportivo B -el Fabril, su denominación tradicional y como lo llaman aún todos los aficionados- quedó cuarto en su grupo de Segunda B y hoy comienza a jugar, por vez primera, la fase de ascenso a Segunda.Que el club coruñés sufre una carencia casi dramática de instalaciones lo reconoce todo el mundo, empezando por la propia directiva, que por algo mantiene un arduo forcejeo con el Ayuntamiento para conseguir terrenos donde levantar una ciudad deportiva. Ningún otro equipo español tiene además tantos extranjeros en plantilla (14 en la actualidad). Por todo ello, en los últimos años han abundado los ejemplos desfavorables en la cantera deportivista casos como los del guardameta Álex (internacional juvenil) y el centrocampista Míchel, que prefirieron irse al filial del Atlético.

Si algo se le reconoce en La Coruña al vilipendiado John Toshack es su empeño por ofrecer oportunidades a los chicos de casa. Con él, David y Viqueira se convirtieron en nombres habituales de las convocatorias del' primer equipo, en el que debutaron también durante las dos últimas temporadas Cascallar, Maikel y Deus. Entre los cinco forman la base del Fabril, dirigido por Carlos Ballesta, el antiguo ayudante de Arsenio Iglesias.

El ascenso es ahora objetivo muy codiciado por el Consejo de Administración. Por una parte, constituye quizá el único modo de evitar la marcha de jugadores como David o Viqueira, quienes ya han, dicho varias veces que preferirían buscarse destinos con menos competencia extranjera. Pero, además, el presidente, Augusto Cesár Lendoiro, encontraría un instrumento perfecto para ahondar en su frenética política de compras. No resulta difícil imaginar que, con el filial en Segunda, Lendoiro se lanzaría a la búsqueda de brasileños y portugueses de 18 años. Los propios chicos del filial así lo intuyen y lo han advertido públicamente.