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FÚTBOL 24ª JORNADA DE LIGA

El Extremadura se venga

El Rayo prolonga en Almendralejo su mal año

El Extremadura se reencontró con la victoria y culminó de paso su pequeña venganza ante el equipo que le apeó de la Copa. Los de Josu Ortuorido siguen su lenta pero real progresión y el sueño de la permanencia aún no se desvanece. Por contra, el Rayo suma ya su octavo partido sin conocer el triunfo. El 1997 no es su mejor año, no.El Extremadura continuó fiel a sus principios y ganó en un arranque de bravura. Hay una lógica de fondo, una respuesta racial a unos recursos técnicos limitados. Pero tuvieron que pasar casi 70 minutos para que los azulgrana recuperaran su personalidad. Por una vez, el grupo de Josu doblegó al destino. Al contrario que en otras ocasiones, el Extrema dura puso el desenlace y el Rayo controló el prólogo y la trama central.

Los de Paquito comenzaron marcando la pauta. El Rayo frenó en seco la arrancada de su rival y estructuró un partido cómodo para sus intereses. Martín González se colocó por delante de su defensa, haciendo de puente con Moureau, Ezequiel Castillo y Barla. El Extremadura se quedó pronto sin espacio y el Rayo se limitó a divagar.

Funcionó la apuesta inicial de Paquito. Su equipo controlaba los acontecimientos frente a un Extremadura desquiciado, con numerosas lagunas en la defensa, desacertado en el centro del campo e ingenuo en el ataque. El partido se disfrazó de verbena. Se había anunciado un encuentro marcado por la ansiedad de dos equipos al borde del abismo, pero ni uno ni otro mostraron la agresividad que se le supone a quien quiere alejarse del precipicio. Y el juego se rodeó de despropósitos, con una retahíla de enredos, balones perdidos y pases al vacío. Todo menos fútbol. En 45 minutos, apenas un disparo a puerta con cierto peligro y con Martín González, un futbolista de físico débil, convertido en el jefe de la contienda.

El Rayo no supo rentabilizar las ocasiones que le ofreció el Extremadura. A los franjirrojos se les atragantó el partido y los locales recuperaron su personalidad de manos de la legión argentina.

Basualdo, que hasta entonces se había empecinado en el pase corto cuando no contaba apoyos, dibujó un horizonte nuevo y le hizo varios rotos a la defensa madrileña. Ito recuperó la fuerza, Pedro José la cabeza y Silvani se echó sobre sus espaldas la responsabilidad de decidir. Es el momento en que se ve a los jugadores experimentados y atrevidos. Silvani fue entonces la referencia de todo el Extremadura y el brazo ejecutor del Rayo. Marcó un gol y hasta pudo ampliar su cuenta.

Sigue el Extremadura en las cavernas, pero en esa posición en la que se intuye que al doblar la esquina hay luz.

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