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FÚTBOL: DECIMOQUINTA JORNADA DE LIGA

Athletic y Valladolid se desinflan

Los de Cantatore arruinan su racha y los bilbaínos se quedan sin motor

El Athletic se llevó de Valladolid un punto. Nada más que eso. Dejó, eso sí, una imagen refrigerada de lo que había sido su trayectoria hasta ayer y aprovechó el débil momento en el que se encuentra el Valladolid. Esta vez el equipo bilbaíno no se hizo a imagen y semejanza de su entrenador, no fue una máquina de precisión obsesionada con el objetivo de anular al rival. Vivió y dejó vivir, pero se encontró con un equipo que le ayudó en su tarea. La pérdida de memoria de sus virtudes ha convertido al Valladolid, el equipo revelación, en un conjunto normalito y con tremendos problemas para solucionar sus compromisos en Zorrilla. El equipo de Cantatore se ha desinflado, ha arruinado su intachable comportamiento y se encuentra a un paso de la tierra de nadie en la tabla.El Athletic ofreció en el inicio una versión de sí mismo muy distinta de la que pintaban las vísperas del partido. Saltó al campo con el depósito repleto de la gasolina obtenida en su victoria ante el Barcelona, pero esta vez su motor quedó bloqueado y sin ninguna opción aparente de combustión. La ausencia de Alkiza y la presión del Valladolid cegaron el cerebro bilbaíno que tuvo que arrimar el hombro para ayudar a su línea más débil, una defensa que soportó media hora de constantes zarandeos. Luis Fernández movió líneas, vano posiciones, pero su equipo estaba encogido y arrinconado y se limitaba a establecer sucesivos muros ante la portería de Valencia.

Sin embargo, el de Vicente Cantatore es un equipo que ha extraviado el norte, que ha recuperado en su fútbol el esquematismo de la pasada temporada. Cuando más clara tenía que la meta para esta temporada debía ser la permanencia se encontró metido en la zona alta de la clasificación, y cuando el sueño de la UEFA se apoderó de la ciudad las goleadas ante el Barcelona y el Atlético de Madrid deterioraron los instrumentos que había empleado para convertirse en el equipo revelación.El dibujo del partido cambió con el comienzo de la segunda parte. El cuadro bilbaíno había salvado los muebles y tenía 45 minutos para configurar una imagen parecida a la ofrecida siete días atrás. El equipo de Luis Fernández rompió el encuentro en un santiamén, salió al campo con las ganas recuperadas y colocó al Valladolid en un estado de precariedad que le duró hasta el final.

El orden de la zaga de Vicente Cantatore quedó absorbido por la velocidad con que el balón se movía por el campo, ninguno de los dos equipos era capaz de coserlo a su bota y el técnico del Valladolid echó mano de su banquillo. Sentó a Peternac, sacó a Harold Lozano y recuperó momentáneamente el control de las operaciones, pero fue tan poco lo que le duró al Valladolid la recuperación que el Athletic, acaudillado por Julen Guerrero, llegó a tener el partido en la mano.

Luis Fernández no había variado en nada sus esquemas, se había limitado a especular con un partido que se había tomado brusco y mantuvo a su equipo inicial con la sola variación de su delantera. Julen llegó al área, lo pisó con firmeza y se estrelló en las manos de César Sánchez. El Athletic terminó por conformarse con un punto sacado de lo más profundo del partido, del frágil estado de ánimo del Valladolid y de su propia conciencia de que poco a poco puede retomar a la lucha entre los grandes de esta Liga.

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