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El Atlético sale reconfortado de El Molinón

Los de Antic encontraron todo tipo de facilidades para restañar sus heridas

Nada mejor para un rico venido a menos que visitar la casa de un pobre de solemnidad. El Atlético vuelve reconfortado de su excursión por Asturias, donde encontró todas las facilidades para restañar heridas. No hasta el punto de pronosticar una vuelta a su excelente estado de salud del año pasado, pero sí al menos para seguir tirando. Más preocupante es lo del Sporting, que avanza hacia el encefalograma plano futbolístico. Floro ha metido a todos sus jugadores en una batidora y el resultado es un plato totalmente insípido. Este Sporting no dice nada porque ha dejado su voz en el banquillo.Para crisis la del Sporting, incapaz de darle algo a su afición. Pero últimamente no ofrece ni juego, ni puntos, ni nada. Llegaba el Atlético más asequible de los últimos tiempos a El Molinón, una buena oportunidad para que el estudioso Floro entrase a saco en las debilidades colchoneras. Pronto se vio que no, que Antic iba a ganar la partida táctica. No de una forma clara, porque a este Atlético le falta ese ímpetu que destrozaba a los rivales, pero sí lo suficiente para manejar el juego con comodidad. Las dudas de los madrileños se fueron disipando y el balón dejó de ser un cocodrilo para Kiko y compañía.

Para empezar, Antic pintó una alineación reconocible el año pasado, con Vizcaíno por Bejbl y Roberto por Aguilera. Salvo Penev, allí estaban todos los que se habían currado el doblete. Hasta Biaggini entró por Esnáider tras el descanso para completar la política de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y tuvo el Atlético algunas de las virtudes de aquel equipo campeón, como el orden, la disciplina y la ambición, pero le faltó casi siempre un toque de distinción.

No estaba Caminero, Pantic apenas asomaba y Kiko, aunque amagaba, no conseguía desequilibrar. Él y Esnáider tropezaron tres veces en la misma piedra, un Ablanedo magnífico en los mano a mano. Tres días después de su insólita suplencia en Valencia, el veterano guardameta dejó muy claro su carácter de indiscutible en este equipo.

Esa tres llegadas y un cabezazo de Simeone, que salvó Giner bajo los palos, reflejaron la superioridad atlética frente a un Sporting encogido, entregado al pelotazo. La única vez que los locales bajaron el balón al suelo, gracias a una conexión Lediakhov-Marcos Vales, Julio Salinas dispuso de una buena oportunidad, que desperdició con un remate desviado.

En el segundo tiempo el Sporting, que comparecía por tercera vez en seis días en un partido de Liga, jugó con más energía y dificultó la maniobra de un Atlético espeso. Sólo la velocidad de Biaggini se convirtió en una alternativa a un juego demasiado repetitivo. El Sporting sólo pudo responder con un lanzamiento estratosférico de Nikoforov desde 70 metros, que Molina salvó en el último momento. Poco después llegó el contragolpe bien finalizado por Roberto. Tres toques, velocidad, paciencia y gol.

Tres puntos para el Atlético como no hace demasiado tiempo. Mientras, el miserable Sporting se quedaba sin nada, pese a que en los últimos minutos tuvo algunos arranques de furia. En uno de ellos desbordó al muro defensivo atlético y se encontró con Molina, que tuvo que hacer su única parada de porte clásico. Lo demás lo resolvió como líbero, también como en los viejos tiempos.

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