Deburghgraeve, récord en 100 metros
Excelente actuación de la española Lourdes Becerra en 400 estilos
Puede ser el corredor de la muerte o la galería de los sueños, un pasillo de apenas 15 metros, el pequeño territorio que. separa la: piscina de competición de la pileta de entrenamiento. Para Claudia Franco, la velocista del Canoe, fue un calvario. Recorrió desolada esos metros. No quería hablar, no quería ver a nadie. Se' sentía decepcionada por su marca en las eliminatorias de 100 metros. Apenas una hora más tarde, en el mismo lugar, Lourdes Becerra miraba con ansiedad un monitor de televisión., Acababa de rebajar en cuatro segundos el récord de España de 400 metros estilos, un recorte extraordinario en estos tiempos donde la progresión se mide en centésimas, y atendía a la última serie. Su acceso a la final dependía de los resultados de esa carrera. Entré!", exclamó cuando terminó la prueba.Unas horas, más tarde, en las series de 100 metros brazas, Marc Capdevilla estableció tambien un nuevo récord de España, al cubrir la distancia en un tiempo de 102.69.
Los Juegos son pequeñas o grandes historias de triunfo y frustración, como le sucedió a Alison Fitch, una adolescente neozelandesa que lloraba sin consuelo tras la prueba. de 100 metros. Eran sus primeros Juegos y su primer gran fracaso. El belga Fred Deburghgraeve conoce muy bien la amargura de la derrota. Hace cuatro años, en Barcelona 92, resbaló en la salida de los 100 metros, cayó como un fardo al agua y agarró una depresión considerable. Abandonó los entrenamientos y dio por cerrada su carrera como nadador. Ayer fue el héroe de la jornada. En una actuación memorable, batió la plusmarca mundial de 100 metros braza con un registro sideral (1.00.60 m).Fuera de su torso espectacular, . Deburghgraeve tiene un físico tan normal que cuesta verle como un superatleta. No impresiona ni por su altura no alcanza el 1,80 ni por sus dimensiones. De su procedencia, tampoco podía esperarse gran cosa. Ningún nadador belga ha ganado jamás una medalla de oro.
Deburghgraeve se recuperó del fiasco de Barcelona con la ayuda del campeón inglés Nick Gillingham, que le animó a continuar. Tenía clase, la misma que había observado su entrenador Ronald Gaastra cuando le vio por primera vez en un campo de entrenamiento. "Vi a un futuro campeón", declaró ayer. Antes de la prueba de clasificación, Gaastra aconsejó a su nadador que apretara al máximo. . Además de imponer su condición de favorito, quería advertir a sus rivales de su autoridad, confimar la distancia que ha marcado desde los Campeonatos de Europa del pasado. año, donde ganó la prueba de 100 metros braza.
El nuevo plusmarquista bajó en 35 centésimas el récord que tenía el húngaro Karoly Gualer. Lo consiguió con tanta facilidad que se sentía campeón olímpico horas antes de la final. "A veinte metros de la pared, he mirado a su alrededor y he visto que no había nadie. Si me hubieran apurado, habría bajado el tiempo una o dos décimas más". Es por lo tanto, un hombre que sueña con romper la barrera del minuto.
Lourdes Becerra también esperaba una buena marca. Le habían hablado de las buenas condiciones de la piscina, y confiaba en batir el récord español. Becerra, que obtuvo la octava mejor marca, a tan sólo, dos . segundos del mejor tiempo, hizo rápidamente el plan a seguir antes de la final. "Nadaré media hora, llamaré a mi entrenador (Paulus WiIdeboer, que se encuentra en Sabadell), comeré en la Villa Olímpica, descansaré un poco y volveré a la piscina".
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