'Au revoir', Larrau
Como ya se ha visto, dura. Me la he jugado antes del Soudet. No me he planteado seguirles y he llegado a Pamplona contento, porque me he visto bien, pero sufriendo.Se ha visto fuerte a Riis y a su equipo, el Telekom. Ha demostrado que lo del día anterior, en Hautacam, no fue sólo fortuna. Se han visto, además, bien acompañados. Todos los ocho del grupo, exceptuando al líder, avanzaban dos puestos en la general si la fuga terminaba bien. Así que todos han ido relevándose a muerte. Eran conscientes de lo que se jugaban.
Miguel le ha echado mucho coraje al asunto, pienso que porque llegábamos a Navarra. No iba fino y lo pasó muy mal, se quedó subiendo Larrau. Lo más seguro es que si se tratara de otra carrera, y no del Tour, habría arrojado la toalla. Le alentaba un poco la esperanza de que quizá podrían coger a los escapados, pero no fue el caso.
Cuando yo iba delante, me dijeron que regulara, que no me agotara porque podía necesitarme Miguel, que iba en un grupo en el que Manuel Fernández tiraba de Olano, y no lo aguantaba. Pero conocía el terreno y oyó que por detrás venía Rominger. Así que decidió esperar. Ya casi en la cima nos juntamos todos los grupos sueltos, el de Ginés y Olano, el mío con Etxabe, el de Rominger y Miguel, y juntos hemos hecho el terreno entre el Soudet y el Larrau.
Ahí, en las primeras rampas, dije au revoir, que este terreno me lo conozco y no me la vais a jugar. Me junté con Etxabe y así llegamos a Pamplona. En esos momentos y en ese terreno, cada uno coge su ritmo más fuerte. Se trata de regular al máximo. No cabe otra opción que llegar lo más relajado posible. Finalmente llegué en un grupo a 20 minutos de Dufaux. Creo que muy bien, teniendo en cuenta que hicimos una media de 35 por hora -los primeros llegaron a casi 37-, cuando antes de empezar calculábamos que, con el calor que hacía, ir a 32 ya sería muy rápido. Como para que luego diga la gente que íbamos muy despacio al principio. Sí que subiendo baja mucho la media, pero es que ya desde el comienzo los de media montaña -,el primero fue Montoya, que luego se retiró- se liaron a tirar piedras.
Se me puso la carne de gallina unas cuantas veces. La primera, en los últimos dos kilómetros de la subida al Larrau, que hice con Etxabe. Allí había algunos amigos viendo la carrera. Pero no sólo eran ellos: no veía la carretera de gente que había, pero como mágicamente, al acercarme se abría un surco. Y más todavía en los últimos siete kilómetros, ya entrando en Pamplona. Ha sido un homenaje a los cinco Tours.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.