El duelo más inesperado

El Villa Park de Birmingham acoge hoy (19.30 horas) el choque más inesperado de los cuartos de final. El rival de Portugal no es ni Italia ni Rusia sino que es la sorprendente República Checa, una selección novata que suena con repetir el éxito en la edición de 1976 de la antigua Checoslovaquia ante Alemania, presidida por el penalti de Panenka. El recuerdo preside la espera de los portugueses. Oliveira ha reunido un colectivo que sigue la senda que trazó hace 30 años en Inglaterra la selección que lideraba Eusebio en aquel Mundial.Portugal asume el papel de gran favorito. Tiene un equipazo y dispone de todos sus efectivos, incluido Paulo Sosa, duda por una lesión muscular, y Figo, muy fatigado. La única preocupación de Oliveira es que el equipo mantenga la efectividad mostrada ante Croacia. Los checos tienen la baja de Nedved, pero recuperan a Kadlec, aunque podrían mantener a Kubic en la zaga y pasar a Nemecek al centro del campo. Uhrin tiene una fe ciega en su grupo. El problema es que ha dispuesto de muy poco tiempo para preparar el partido, pues siempre creyó que su adversario sería Croacia o Dinamarca.

Los checos manejan a la perfección el juego de estrategia. Es una copia rápida de Alemania. Tienen velocidad, llegada y son certeros. Poborski es su mejor garantía ofensiva. En contrapartida son vulnerables en defensa, como demostraron los rusos, y tienen lapsus que hipotecan su estrategia. Portugal deberá proteger y dar aire al balón con más tino que nunca. "Hay que jugar rápido y con el cuero en el pasto", sentenció Oliveira. "Los checos son rápidos y duros".

La capacidad de generar ocasiones de gol parece ilimitada en el equipo portugués. Le falta sólo gol para tener de todo. La entrada de Oceano le ha dado consistencia defensiva y Rui Costa garantiza fluidez atacante.