El Oviedo golea al Deportivo
Pasen y vean: el caos se ha apoderado de Riazor. O el esperpento, si así, lo prefieren. Porque el Deportivo se dio ayer una vuelta entre los espejos del callejón del Gato para aparecer ante miles de ojos con una imagen rayana en lo grotesco. Parte del público no pudo soportar la visión y comenzó a enfilar la puerta cuando aún quedaba media hora de partido. Los que tuvieron ánimos para soportar hasta el final se entretuvieron entregándose al cachondeo: jaleando las acciones del Oviedo o disparando contra el entrenador. Los asturianos sólo tuvieron que contener la risa para llevarse una victoria insultantemente cómoda y asegurar así la salvación.John Toshack había pasado una semana muy relajada, matando el tiempo en Madrid con los palos de golf mientras él equipo entrenaba a las órdenes de su ayudante. Pero la buena vida se le acabó ayer. Al cuarto de hora, la mitad de Riazor comenzó a zarandear al técnico galés, quien no se achicó y respondió dándose la vuelta para lanzar miradas amenazantes hacia la grada. En la segunda parte, Toshack optó por cobijarse en el banquillo porque para entonces todo el estadio bramaba ya a coro contra él. La gente aplaudía los tantos del Oviedo, dedicaba olés a los jugadores visitantes y se choteaba de Radchenko cuando el ruso fallaba en la boca de gol la enésima ocasión de la temporada.
Puestos a olvidar el partido, hasta hubo quién se entretuvo leyendo la revista oficial del club, distribuida gratuitamente en el estadio. La publicación contenía dos artículos oportunos: un editorial Con las hazañas del galés cuando jugaba en el Liverpool y un comentario de un ex asesor del presidente contra los jugadores.
Esperpéntico fue, por ejemplo, el primer gol, que nació en un despeje de risa de Paco, al que le siguió un resbalón de Donato y un tiro a placer de Carlos rodeado de defensas blannquiazules. Esperpéntica fue también la salida del campo de Martín Vázquez. Aparentemente lesionado, el ex madridista reclamó el cambio, pero Toshack se hizo el sueco.
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