Máxima tensión en Vitoria

El Taugrés apela a sensaciones contradictorias para enjugar las horas previas a la final de hoy (19.30 horas, ETB 1 y La 2) ante el PAOK de Salónica, en el Pabellón Araba. Máxima tensión en los entrenamientos y relajación en el ambiente, ansiedad y temor por evitar la tercera decepción continental y el reconocimiento de los poderes del rival, pero confianza en las fuerzas propias. El Taugrés ha hecho del equilibrio el principal argumento deportivo y emocional de la jornada, un equilibrio que se traduce también a los argumentos que ambos equipos expondrán en la cancha.Manel Comas, el técnico del Taugrés, añade una decepción personal a las dos que acumula su equipo en su historial europeo: en 1991 perdió con el CAI Zaragoza la final europea ante el PAOK, su rival de hoy. Cuatro puntos separaron entonces la decepción de la alegría. Después vinieron las derrotas del Taugrés en los dos últimos años ante el Olimpia y el Benetton. Sin embargo, Comas es un pozo de optimismo. "El Taugrés llega mejor que nunca a una final", ha declarado recordando los infortunios de anteriores ediciones.

Ciertamente, el conjunto alavés ha dispuesto en esta ocasión del tiempo necesario para meterse en el partido, acumular sensaciones e interiorizar los argumentos que expondrá en el parque. Precisamente, la cancha se antoja a priori como el único elemento desequilibrador de los pronósticos. A Comas, sin embargo, le preocupa un poco el cambio de decoración en la grada, más familiar y menos peñista.

A Velimir Perasovic, el factor determinante. del Taugrés, le preocupa el cambio de aros establecido por la FIBA, más duros que los españoles y más parecidos a los que utilizan los griegos en su Liga nacional. El croata -ya recuperado de sus dolencias- ensaya con la nueva herramienta para poner a punto su muñeca. No en vano, Perasovic junto a Rivas y Nicola, cierran el triángulo básico del Taugrés, aunque unos y otros reconozcan la decisiva aportación de Miguel Ángel Reyes, sobre todo tras la ausencia del norteamericano Kenny Green, al que el granadino ha suplido con acierto tanto en el trabajo reboteador como en el anotador. Jordi Millera, un base que la pasada temporada participaba en divisiones inferiores, ha jugado mejor cuanto mayor era la dificultad. Toda una garantía.

El Taugrés no quiere obsesionarse con Prelevic, la estrella del PAOK, un jugador letal que engaña por su aparente lentitud, pero que resuelve las jugadas de su equipo. El PAOK juega lento y esa característica no le disgusta al Taugrés, aunque a cambio los griegos exhiben un poderoso juego defensivo, con el americano Garrett a la cabeza.

El Pabellón Araba registrará hoy un lleno absoluto con mayoría de seguidores basconistas. Más de 200 periodistas se han acreditado para el encuentro que dejará unos 24 millones de pesetas en las arcas del Taugrés.

Seguridad especial

Tan sólo unos 200 de los 1.300 seguidores del PAOK conocieron ayer Vitoria. únicamente los que llegaron el domingo con el equipo podrán disfrutar de la capital alavesa. El resto viajaron ayer en varios aviones y fueron inmediatamente trasladados a hoteles de Burgos y San Sebastián. Algo similar a lo que pasará hoy, informa Pedro Gorospe. Los aficionados serán trasladados en autobuses desde las afueras de la capital alavesa hasta el pabellón Araba, escenario de la contienda, e introducidos en una zona de las gradas habilitada para ellos. El departamento de Interior del Gobierno vasco tiene preparado un dispositivo policial especial para prevenir la llegada de hinchas griegos sin entrada desde Alemania o Francia.Mientras tanto, los seguidores del Taugrés se han dado cita a las 17.30 en la Plaza de Bilbao. Desde allí caminarán unos dos kilómetros, con banda de música incluida, hasta el recinto deportivo. Toda una fiesta para ir calentando motores. En la ciudad, el club ultimaba los detalles de la jornada deportiva. Dos pantallas gigantes efectuaban las primeras pruebas al mediodía de ayer en la Plaza Nueva, y el Palacio de Congresos Europa. La seguridad del evento está encargada a 125 agentes de la Ertzaintza y a unos 30 guardias urbanos.