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De la madera al grafito

La evolución de las raquetas ha modificado por completo la estrategia del juego

Cuando alrededor de 1970 aparecieron en el circuito de tenis las primeras raquetas metálicas y algunos profesionales arrojaron al baúl las clásicas de madera, la federación internacional ni se preocupó. No había una normativa clara sobre las dimensiones, los materiales ni los cordajes que podían utilizarse. Y los fabricantes fueron modificando sus modelos hasta llegar a la situación actual. Las raquetas son una pieza fundamental del complejo envoltorio del circuito profesional. Sólo gracias a ellas, o por su culpa, toda la estrategia del juego se ha modificado. Son las auténticas culpables de que la fuerza y la potencia hayan ido anulando a la imaginación, la perseverancia y la exquisitez artística que tuvieron algunos jugadores.Probablemente jugadores legendarios como Laver, Santana, Rosewall o Nastase serían estrellas también en el circuito actual. Pero de otra forma. Las raquetas y la esmerada preparación física actual les habrían impedido con seguridad desplegar todo su arte, toda su magia. Los jugadores actuales están obligados a correr mucho más, a tener unos reflejos mas vivos, a lanzar bolas a más velocidad. Y todo ello por el simple hecho de que los materiales con que se construyen las raquetas -grafito, boron, cerámica, kevlar- y su evolución -ahora son más anchas y tienen una superficie de cordaje bastante superior- han hecho el juego del tenis mucho más rápido. Todo va más acelerado.

Manuel Orantes, uno de los últimos artistas del circuito y campeón del Open de Estados Unidos en 1975, fue de los primeros en abandonar la raqueta de madera. "Si a algunos de los jugadores actuales les pones una raqueta de madera en las manos, ni siquiera llegan a la red", asegura con cierta ironía. "Tengo algunas en casa y cuando las miro o las cojo me parece que vuelvo a la prehistoria".

De eso no hace tanto tiempo. El tenis actual se inicio a finales del siglo pasado con raquetas de madera. Y así siguió hasta los setenta. Poco a poco fueron introduciéndose las raquetas de aluminio, mucho menos pesadas, que por tanto evitaban riesgos de lesiones. A medida que el peso iba disminuyendo, los materiales evolucionaban, las raquetas crecían en longitud y anchura, aumentaba la rigidez, mejoraba el control y sobre todo la velocidad. "La raqueta de madera no te daba nada. Toda la potencia debías ponerla tú", asegura Andrés Gimeno, que ganó el Roland Garros en 1972 con una de ellas. Hacía falta mucha imaginación para ganar partidos". Gimeno cree que con las raquetas actuales su vida, profesional se habría alargado al menos cinco años.

Sin embargo, la anarquía toca a su fin. La federación internacional creó hace unos años un marco oficial en el que moverse. Y la. ATP lo acaba de reducir limitando la longitud de la raqueta a 73,66 centímetros en lugar de los 81,28 permitidos aún por la ITF. La anchura máxima es de 31,75. La raqueta de Chang, la más larga del circuito, roza los 71.

"Las discusiones que actualmente se llevan a cabo entre los estamentos dirigentes", señala lan Barnes, estudioso del tenis y miembro de la federación internacional, "van dirigidas a buscar soluciones para evitar que el juego se base en la potencia". Barnes reconoce que cuando surgieron las nuevas raquetas la ITF no previó hasta dónde se podía llegar. "Sin embargo, es evidente que muchos jugadores aficionados disfrutan mucho más de este deporte con las nuevas raquetas, aunque al más alto nivel se haya perdido espectacularidad", añade.

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