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TVE estrena 'Chapuzas caseras', el último gran éxito norteamericano

Tenía que llegar primero la serie y después Santa Claus, secuela el uno de la otra, pero resulta que lo han hecho al mismo tiempo. La serie es la que estrena el lunes (19.00) TVE-1, Chapuzas caseras, una telecomedia que lleva varias temporadas reventando, audímetros en la televisión norteamericana. Tim Allen, su protagonista absoluto, es un humorista fraguado en los clubes, especializado en lo que los anglosajones llaman "macho humor".

Después de refinarlo, Disney se lo llevó a televisión y lo convirtió en estrella. Sólo más tarde llegó este iVaya Santa Cláus! que está estos días en nuestras carteleras y que ha sido un éxito en las norteamericanas el año pasado.

Chapuzas caseras es una de esas telecomedias que se trajo el pan debajo del brazo, porque Tim Allen y su humor chovinista eran una incógnita. Tim Taylor, el personaje al que da vida Tim Allen, es el hombre herramienta, presentador en una cadena por cable de Detroit de un espacio televisivo, Tol time, dedicado a la mejora del hogar. Todo funciona perfectamente en el plató, pero el bricolaje familiar es harina de otro costal. Su mujer y tres hijos no son precisamente risa enlatada. Pelín zoquete aunque dispuesto y de buen corazón, el black and decker televisivo -"¡Más potencia!" es su grito de guerra para enfrentarse a cualquier problema- resulta al final algo chapuzas en casa. Chovinista y un tanto primario, Tim Taylor se enciende ante cualquier síntoma de amenaza a la fortaleza de su masculinidad.

En una escena Tim le explica a su hijo un truco para que no se le escape el balón de fútbol: ponerse un poco de pegamento en las manos. El niño replica que en la etiqueta se previene de cualquier contacto con la piel. "Pero eso es para la piel rosadita de las chicas; nosotros tenemos piel de hombre, callos, verrugas, heridas abiertas", salta el padre, siempre temeroso de que el hijo se le amanere.

La comedia de Tim Allen, que es un producto familiar de Disney, tiene una virtud sobre lo que hoy se hace en telecomedias: no tiene la servidumbre de sermonear en cada episodio sobre un tópico social como es hoy norma. Tampoco se complica la vida a la hora de provocar la risa (en una escena Tim le explica a su mujer las tres velocidades de una bañera de hidromasaje: "Baja, media y ¿quién necesita a un hombre?"), y fiel al aire de los tiempos de corrección procura no ofender a nadie, porque si él es un machista, su mujer es una profesional independiente con arrestos para plantarle cara y hasta para ridiculizarle.

En el reparto, aparte de mujer y tres hijos (Patricia Richardson, Jonathan Taylor Thomas, Tarah Smith, Zachery Bryan), hay un personaje que es un gag permanente. Siempre que Tim embarranca, lo que ocurre a menudo, echa mano de su vecino, el señor Wilson, una especie de guru que filosofa con gusto por la abstracción y conceptos tan ajenos a la limitada mente de Tim como el "imaginario colectivo". El sombrero del vecino asoma tras la valla que separa ambas casas, pero nunca llegamos a verle el rostro. El actor, Earl Hindman, cultiva el anonimato en la vida real. Otro puntal es Richard Kam, que interpreta al ayudante de Taylor en su programa. Un tipo muy normal.

Con su estrellato televisivo, Tim Allen es ahora una máquina de hacer dinero. Ha sido superventas con un libro inspirado en el personaje que venía explotando en la escena -tópicos del llamado movimiento de liberación masculino- antes de acabar en los brazos de la casa Disney y perder de vista aquellas pesadillas en las que soñaba que su carrera triunfal se hundía porque alguien descubría su pasado delictivo (dos años en prisión por tráfico de cocaína hace 14 años). ¡Vaya Santa Claus!

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