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FÚTBOL DECIMOCTAVA JORNADA DE LIGA

El Betis desactiva al Espanyol

Toril falló un penalti a ocho minutos para el final del partido

Robert Álvarez

, El Espanyol y el Betis alumbraron el partido que anunciaba la ecografía. El empate se plasmó pese a la tozudez blanquiazul, a la recámara vacía con la que se presentó el Betis en Sarrià -marcó en su único remate entre los palos de todo el partido- y también al penalti del que dispuso Toril a ocho minutos para el final del partido. Fue el cuarto empate del Espanyol en su terreno y el segundo tras haber fallado una pena máxima a un suspiro del final. Le cuesta avalar al Espanyol su cosecha a domicilio y de hecho lleva ganados más partidos lejos de su terreno, seis por cinco en Sarrià. El Betis se salió con la suya pero estuvo a punto de volver a Sevilla sin haber siquiera intentado batir a Toni. Le salvó su clarividencia y una adecuada lectura del partido. El Espanyol, con la baja de Raducioiu y gran parte de su flanco izquierdo -Pacheta y Álex cubrieron los puestos de los sancionados Torres Mestre y Arteaga-, utilizó todos sus recursos. Primero intentó que Urzaiz abriera la defensa bética acudiendo a rescatar balones hasta el centro del campo. Como ello no sucedió, Francisco y Brnovic alimentaron el juego por las bandas donde Lardín estuvo siempre maniatado por Josete y Benítez exhibió una rapidez asombrosa pero ineficaz.El Betis se pertrechó atrás con marcajes acérrimos, especialmente los de Stosic y Alexis sobre Brnovic y Francisco respectivamente. Incluso retrasó la posición de Stosic o Jarni cuando el dominio del Espanyol fue más agobiante.Los goles llegaron de la única forma que podían hacerlo. El del Espanyol, en una arrancada desde su propio campo de Pacheta, al que ningún jugador bético le siguió la pista, empeñados todos como estaban en sus marcajes individuales; el del Betis, a balón parado.El despliegue de unos y otros siempre se hizo, de acorde al movimiento del marcador. El Espanyol se estiró mucho en los primeros minutos. El Betis sólo despertó en los primeros minutos de la segunda parte, en los que los de Sarrià, con un tanto ya a su favor, trataron de repetir la estrategia que urdieron contra el Madrid. Se parapetaron atrás y esperaron a recuperar el balón con el terreno despejado de rivales. El Betis resistió el pulso y mandó sin descuidar su retaguardia. Cuando llegó el empate volvieron a cambiar los despliegues. Pero el Espanyol demostró entonces cierto cansancio, especialmente sus puntas. Urzaiz estuvo algo lento, Benítez tuvo que acabar siendo relevado y Lardín apenas existió. El Espanyol acabó buscando penaltis y acabó encontrando uno, pero segunda vez ya en lo que va de Liga falló una pena máxima a escasos minutos del final. El partido acabó como se había presagiado. El Betis tiene el antídoto perfecto para anular el despliegue ofensivo del Espanyol, basado en los espacios que crea la movilidad de sus puntas. El Espanyol, en cambio, dio la sensación de estar sufriendo durante todo el partido. Primero para lograr el gol. Después para mantener a raya al Betis y por último, para marcar en un final agónico.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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