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Un joven de 18 años muere tras ser corneado en el encierro de Parla

La muerte buscó ayer a Raúl Cañete Mora un joven de 18 años, vecino de Parla (18.000 habitantes), y le encontró en la plaza de toros de esta localidad sureña de la región, donde aguardaba a los tres astados y dos vaquillas que salieron en el primer encierro de las fiestas patronales. Eran las 8.35 horas. Uno de los tres morlacos le enfiló y le metió un pitón por la pelvis, en la región perineal, entre el ano y los testículos. El joven ya ingresó en la enfermería con parada respiratoria. Miembros de Protección Civil le practicaron masaje cardiaco durante 25 minutos, hasta que lograron estabilizar sus constantes vitales y pudieron trasladarle al hospital universitario de Getafe.Allí fue intervenido durante más de cuatro horas. Por la tarde recayó definitivamente. Sobre las 20.00 horas murió, como consecuencia de un shock refractario que padeció tras ser intervenido por segunda vez de una hemorragia interabdominal. Había perdido mucha sangre. Ésta es la segunda muerte en un encierro que se produce este verano en la Comunidad de Madrid. El 17 de agosto, José Luis García Collado, de 36 años, murió tras ser embestido por un novillo que le arrinconó contra las vallas mientras contemplaba el encierro de Leganés.

Cinco minutos antes de esta mortal cogida se produjo otra grave cornada en el mismo encierro. Un toro embistió a José Miguel Fúñez, de 25 años, y le perforó el tórax. La cercanía en el tiempo de las dos cogidas provocó cierta tensión en la enfermería de la plaza, que sólo disponía de una sala para operar. Anoche Fúñez permanecía en la UCI del hospital de Getafe, donde evolucionaba favorablemente.

La Policía Local cifró en unas 12.000 las personas congregadas en el encierro de ayer. Las peñas taurinas elevaron este cálculo a 30.000. Fuentes municipales aseguraron que se había cumplido la normativa en cuanto a la duración del festejo -desde las 8.00 hasta las 9.30-. Precisaron que tampoco hubo masificación y que la participación había sido inferior a otros años. El nuevo director de Asuntos Taurinos de la Comunidad, Julio Pacheco, manifesta, en una entrevista concedida a EL PAÍS, que pretende regular los encierros para que duren como mucho dos o tres minutos.-

0tros corredores dicen que el joven se resbaló cuando el toro le encaró

El doctor Antonio Crespo, que atendió a Cañete en la enfermería de la plaza, concluyó al acabar su primer examen que la herida había sido "mortal de necesidad". El médico calificó el suceso como el mismo desastre de todos los años. Los mozos beben demasiado y los toros son cada vez más grandes".

El joven fallecido ayer, vecino de la calle de Leganés de Parla, había acudido al encierro acompañado de cuatro amigos que, como él, corrieron las reses. Según el relato de sus compañeros, el toro le alcanzó en el centro de la plaza: "Se le echó encima muy rápido y le metió el cuerno abajo", explicaba uno de ellos. Según testigos presenciales, Raúl Cañete "se resbaló al darse cuenta de que el toro iba a por él. Al final, le cogió y le levantó medio metro del suelo".

Cañete cursaba estudios secundarios en Parla, donde vivía con sus padres y dos hermanos. En la vecindad era considerado como "un buen chaval, sociable y con muchos amigos". "Era un chico de 18 años domo mi hijo o como otro cualquiera del barrio, que fue al encierro y que tuvo la mala suerte de que esta vez le tocó a él", comentó el padre de uno de sus amigos.

El otro herido muy grave del encierro de ayer en Parla, José Miguel Fuñez, de 25 anos, continuaba anoche ingresado en la unidad de cuidados intensivos. Fuñez presenta una herida penetrante por asta de toro en el tórax que le ha fracturado cuatro costillas y le ha afectado el pulmón derecho y la zona abdominal. Fue intervenido durante cuatro horas. Pese a la gravedad de las heridas, su respiración era anoche estable. Fuñez Chacón, vecino de Madrid, resultó cogido a las 8.30 por un toro, cinco minutos antes que Cañete.

Otras 25 personas fueron atendidas en la enfermería habilitada en los aledaños de la plaza de toros por contusiones, mareos e intoxicaciones etílicas. Algunos vecinos criticaron el gran tamaño de los astados. Fuentes municipales señalaron que estos fueron elegidos por las peñas taurinas de la localidad.

Otro, en Navalcarnero

Cecilio Naranjo, vecino de Fuenlabrada, resultó herido en el encierro celebrado la pasada madrugada en Navalcarnero (12.000 habitantes). La víctima fue alcanzada en la parte delantera del cuello por un astado que le ocasionó una herida de dos centímetros de profundidad, según informa Susana Moreno. Tras recibir asistencia de urgencia en la enfermería portátil, el joven fue trasladado al hospital de Móstoles, donde permanecía anoche con pronóstico grave.

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