El Deportivo mantiene su idilio con el gol
El Deportivo prolongó su idilio con el gol y le endosó un 3-0 al Flamengo. Se coló así en la final del Teresa Herrera y, de paso, confirmó su crecimiento. Romario, que reaparecía en suelo español tras su huida del Barcelona, avisó en cambio de su cuesta abajo. El delantero vivió el partido con las manos en los bolsillos, desaparecido, con la mente en Sitges. Sólo regresó al juego cuando el público le animó a que se fuera a la playa. Ya era tarde. Dos genialidades de Begiristain habían dejado resuelta la cita mucho antes.Begiristain es un futbolista intermitente, que combina sin un criterio demasiado claro sus presencias y sus ausencias. Eso sí, cuando aparece lo hace a lo grande, para firmar un lance que merezca la pena. Y con carácter definitivo. Ayer, por ejemplo, el Deportivo descubrió el camino de su triunfo en dos gestos enormes de su nuevo zurdo de seda.
Cuando el Flamengo gobernaba el encuentro y ponía en serios aprietos a la que en tiempos de Arsenio pasaba por ser la defensa más segura del fútbol español (hasta cuatro manos a mano frente a Canales acumuló el conjunto brasileño en los primeros 20 minutos), Begiristain se asomó por primera vez al partido: se cruzó en el viaje de una pelota que había colgado sin mucha fe Alfredo desde la derecha y lo convirtió en una asistencia mortal. Dejó pasar el balón y se llevó en su movimiento a todos los zagueros del Flamengo. Luego, tan sólo cuatro minutos más tarde, Begiristáin dibujó un pase mágico en el interior del área y Manjarín puso el 2-0.
A partir de entonces, ya con el viento a favor que concedía el marcador, el conjunto de Toshack se acercó al de la exhibición ante el Bayern. No fue el ciclón de la noche del 7-0, pero lo recordó en algunas acciones.
Fran se autoproclama como uno de los grandes beneficiados de la llegada de Toshack (recurre el galés a un dibujo similar al de Arsenio pero lo dota de un talante mucho más ofensivo y arriesgado) y parece ser cierto. El técnico ha colgado al Deportivo a sus espaldas. Goza Fran de completa libertad y tiene una presencia casi permanente en el juego. Se le ve, además, muy metido en el partido. Lo demás, su clase, su visión, su toque y todas esas cosas ya las tenía de antes.
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