¿Por qué los españoles ya no son reyes de la montaña?

Era un título muy español: rey de, la montaña. El ciclismo patrio había hecho de ese premio cuestión patrimonial. Buena parte de, nuestros apellidos legendarios labraron su palmarés a fuerza de sentenciar que las cumbres del Tour eran cosa nuestra. Trueba, Berrendero, Loroño, Bahamontes, Julio Jiménez, González, Torres y Perurena han hecho historia entre los Pirineos y los Alpes. A excepción de José Manuel Fuente, los grandes escaladores españoles pusieron su pica en el Tour. Hasta 15 títulos suma España, todavía claramente por encima de los 11 de Italia o los nueve de Francia. Pero... el último título data de hace 21 años, cuando Peruena, posiblemente a contracorriente, porque no era su especialidad, obtuviera ese galardón en 1974. Se nos ha olvidado conquistar el gran premio de la montaña. ¿Por qué?"Me preguntan por qué los españoles ya no ganan la montaña", se interroga el sabio Ferreti, director del MG, "y los italianos nos preguntamos por qué llevan ustedes cinco años seguidos dominando el Tour, por qué no tienen un Fuente, un Julio Jiménez, un Bahamontes... Son los grandes misterios de los ciclos del ciclismo". Sea un misterio o no, alguna razón tendrá que haber porque cuesta ver al discreto Richard Virenque sin oposición en la general de la montaña cuando apenas puede resistir una embestida en toda regla en los grandes puertos. "Es acaso un premio que ya no nos resulta rentable?".

"No ganamos el premio de la montaña porque ganamos el Tour". Lo dice, naturalmente, José Miguel Echávarri, pero no parece razón suficiente. "Hemos cambiado de objetivos de un tiempo a esta parte", argumenta Pedro Delgado. "Los equipos españoles ven el Tour de otra manera; unos están luchando por el podio y otros trabajando para un líder extranjero. Sí creo que hay corredores capacitados para intentarlo, pero posiblemente estén hipotecados a otro trabajo".

¿No le interesaría a usted ese premio? La pregunta va dirigida a Álvaro Pino, buen escalador por cierto, que tiene a todo el Kelme buscando una victoria de etapa que no llega. o sería un objetivo más comercial para su equipo? "Me lo, he, preguntado más de una, vez y tengo que decir que sí, que no me importaría, pero es una cuestión de tener al corredor adecuado. Hace falta alguien que, aparte de subir, tenga capacidad explosiva". Pino pone un nombre sobre la mesa: el de Fernando Escartín.

¿Y qué dice Escartín? Poca cosa. "No tenía ni idea de que hace 21 años que no ganamos el premio de la montaña. ¿Yo mismo? He venido aquí para trabajar para Rominger". Su director, Juan Fernández, es bastante escéptico. "No tengo demasiado claro que sea un premio rentable a estas alturas. No me gusta, como principio, competir por puestos secundarios. Tal y como está hecha la clasificación, hacen falta hombres explosivos más que buenos escaladores. No creo que sea un premio para Escartín".Echávarri reconoce que en la época de vacas flacas, cuando el Reyrio1ds acudía al Tour a sobrevivir, lo intentó con Laguía, un hombre que ganó ese título hasta cinco veces en la Vuelta a España, pero Laguía se quedó sin gasolina a las primeras de cambio. "Es un premio secundario que no siempre encaja con la figura de un escalador. Salvo cuando lo han ganado Chiappucci, Herrera o Rominger en los últimos años, últimamente es un objetivo de otro tipo de corredor. Hasta Perurena no era un escalador. El premio debería ser para Pantani, y ahí le tenemos, casi sin posibilidades de batir a Virenque".

La pregunta se empieza a quedar sin respuesta. No parece demasiado interesante. Qué dice Javier Mínguez, ahora en el Banesto, pero durante mucho tiempo buscando otros objetivos en el Tour, ¿no le habría sido más rentable un rey de la montaña? "No, prefiero ahora mismo una victoria de etapa. Además, para qué, ahora te lo visten de Tonetti todos los días y no se ve la publicidad de tu marca comercial". Está claro que a Mínguez no le gusta. Pero, por lo que se ve, tampoco interesa demasiado a los demás. Así que la espera será larga. Han pasado 21 años y nadie dice este premió es mío.