Circunstancias Mapei
El equipo de Rominger exhibe una presencia fantasmal en la carrera
¿Dónde está el equipo que lleva más victorias esta temporada? ¿Dónde está el conjunto que avasallaba en el Giro a las órdenes de Tony Rominger? ¿Alguién ha visto al Mapei en el Tour? "Somos un equipo de circunstancias", contesta Juan Fernández, director del conjunto italo-hispano-belga, en respuesta a los interrogantes. Es la única explicación a la fantasmal presencia del Mapei en la carrera: uno de los equipos más potentes del mundo y con mayor plantilla está pasando de perfil en el mejor escaparate: el Tour; la escuadra de Rominger no participa en el juego de los grandes; su presencia está ahora en la figura de uno de los mejores gregarios del suizo; lo que pueda hacer Fernando Escartín será la imagen final del Mapei.La primera circunstancia es el Giro. Todos los corredores que se esforzaron en la carrera italiana están pagando el tributo en sangre vertida en las carreteras francesas: Berzin abandonó a las primeras de cambio; Torikov duró un poco más; Ugrumov no llegó ni a participar, lo mismo que Rincón. Sólo Rominger de entre los que corrieron el Giro figura entre los 10 primeros del Tour. Está octavo, y aun así, decepcionando. Viviendo al día. Cada etapa perdiendo un. poquito más. Es la maldición de la carrera rosa. Alguien decidió que ya no era la mejor forma de preparar el Tour y como obedeciendo, el Giro más duro de los últimos; años mató a los que lo corrieron.
Rominger terminó el Giro agotado psicológicamente, repitiendo que corría el Tour casi por obligación, esperando como mucho a que le volviera la motivación. "Al Tour no se puede venir sin hambre, sin esa tensión especial que te permite morir sobre la bicicleta llegado el momento". Fue la declaración de no beligerancia del suizo. La semana de más de diferencia entre el final del Giro y el comienzo del Tour ha sido excesiva. Ya no es posible mantener la forma tanto tiempo.
"Al no poder ya Tony aspirar a la victoria final hemos tenido que cambiar nuestra estrategia", dice Juan Fernández. "Más no podemos hacer". Los que entienden dicen que el hundimiento de un líder arrastra a todo un equipo, deja a los compañeros sin puntos de referencia, sin algo por lo que luchar. Ésa podría ser la segunda circunstancia del Mapei, agravada por la forma en que tuvo que componerse el equipo para el Tour. Las caídas de Etxabe, Baffi y Olano rompieron la columna vertebral de la formación. Se repescó de urgencia a un Mauleón que, agotado por el Giro, abandonó hace un par de días, y a un Arsenio González, trabajador sin límites, que se ha quedado de único escudero de Rominger.
¿Pero no es acaso el Mapei un equipo formado por pocos gregarios? ¿No hay algunos corredores, como Bortolami o Museeuw, con status de estrella? El año pasado la victoria de etapa de Bortolami palió en parte el abandono de Rominger. Museeuw es uno de los corredores con más clase del mundo. A ellos dos, por lo menos, no debería haberles afectado el hundimiento de Rominger. Y, sin embargo, tampoco se les ha visto. "Museeuw ya se tuvo que retirar en la Vuelta a Suiza con problemas, y no se ha recuperado al 100%", dice Juan Fernández. Quizá es que el síndrome belga también ha afectado al equipo. O quizá es que el Mapei está pagando otro precio, el de la multiplicación de objetivos. Es un equipo que en realidad son tres. Ha habido días este año en que han conseguido tres triunfos en otras tantas carreras simultáneamente.
Estos días, el Mapei es un equipo de siete hombres en libertad. Un observador más de la carrera que se abstiene de tomar parte en los grandes movimientos. Cada uno de los supervivientes -también abandonó el belga Carlo Bomans- se ha convertido en un francotirador, se busca la vida como puede. Un equipo en el que empieza a destacar la sangre española. Escartín, un corredor voluntarioso, se ha aupado al escaño de líder moral. "Está como nunca", dicen en el entorno del Mapei. "Va a hacer grandes cosas en los Pirineos". Haga lo que haga, gane una etapa o termine entre los 10 primeros de la general, el aragonés es el único depositario de las ilusiones del Mapei.
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