El Aranjuez vive su primera derrota, en Lugo
El Aranjuez ya conoce lo que es la derrota. El equipo madrileño había sumado cinco puntos en cuatro partidos y todavía no ha bía salido derrotado. El Lugo logró una trabajosa victoria ante el Aranjuez, que llegaba a tierras gallegas con la vitola de imbatido, y que pese a quedar con un jugador menos a falta de los últimos 25 minutos nunca se entregó y buscó el gol del empate. Aun que al final, ya en tiempo de descuento, Borge sentenció el partido.El encuentro tuvo emoción durante los 95 minutos que los aficionados pudieron presenciar cómo sobre un buen terreno de juego tanto gallegos como madrileños se empleaban a fondo para alcanzar los dos puntos.
Los lucenses estaban un poco en entredicho tras las dos derrotas consecutivas en las pasadas jornadas. Por ello salieron al campo con ganas de dar una alegría a sus seguidores. Mediante un juego fluido y bien trenzado en el centro del campo, llevado por Juanín y culminado por Ramiro, hicieron trabajar de lo lindo a Parra, mientras que los madrileños, agazapados en su defensa, buscaban el contragolpe para desnivelar el marcador.
El el segundo periodo, el Lugo, más conformista que su rival, dejó espacios libres a los madrileños para que estos dominasen la situación, pero los de Fernando Vázquez, en rápidos contraaques, se acercaron al área madrileña y tan solo la mala suerte les impidió sentenciar el partido. En los últimos 24 minutos, el Aranjuez jugaba con un hombre menos por expulsión de Alejandro, y buscaba el empate Entonces tuvo su mejor ocasión Edu, cuando a falta de tres minutos no fue capaz de batir a un seguro Domínguez.
Los dos al ataque
Los últimos minutos se jugaron con los dos equipos al ataque. Ya en tiempo de descuento, una colada de Ramiro la culminó el delantero local Borge con un remate raso y fuera del alcance del meta del Aranjuez.
El equipo madrileño gustó en su primera visita a Galicia, y pese a ir por detrás en el marcador nunca se entregó. Por ello llevó la incertidumbre a las gradas, ya que sus delanteros se acercaron peligrosamente a los dominios de la defensa local. En los instantes finales, la afición pidió con energía al árbitro que pitase el final.
