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XXXIII CONGRESO DEL PSOE

60 horas para discutirlo todo

Los socialistas españoles comienzan hoy un maratón político en el que durante cerca de sesenta horas, casi ininterrumpidas, lo debaten todo. Desde los estatutos hasta la dirección federal, pasando por las resoluciones que orientarán los futuros programas electorales. Los 888 delegados tienen la oportunidad -que se presenta una vez cada cuatro años- de poder discutir personalmente con la dirección los grandes temas de la política nacional.

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"He entendido el mensaje"

Para unos es un mero trámite, más o menos complicado en función del clima social del momento, mientras que para otros es la gran fiesta del partido, la oportunidad de lanzar nuevas iniciativas políticas, al mismo tiempo que renovar a los órganos directivos. Su funcionamiento está regulado y controlado por a la mesa del congreso, órgano clave para vigilar el desarrollo del Congreso y cuya composición se pacta previamente entre las fuerzas vivas del partido. Es elegida, ritualmente, por los cabezas de las delegaciones y marca el comienzo del congreso.El congreso se abre, realmente, con el discurso del secretario general que rinde cuentas de la gestión de la ejecutiva saliente y permite vislumbrar el rumbo que adoptarán los debates en las comisiones, donde se cocinan las resoluciones.

En el congreso que se inicia hoy, las comisiones más importantes serán las que debatan el modelo socialdemócrata (la línea política), y el modelo de partido (el equilibrio de poder interno).

Incompatibilidades

Todas las partes coinciden en señalar que uno de los temas más espinosos es el de las incompatibilidades de los miembros de la futura Comisión Ejecutiva Federal.Mientras el secretario general, Felipe González, no quiere que haya trabas a la presencia de ministros y secretarios generales de federaciones existe una amplia corriente de opinión entre los delegados en sentido contrario.

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Las decisiones adoptadas en las comisiones deben pasar al pleno donde la mayoría, habitualmente bien dirigida por la mesa y los cabezas de delegación, aprueban las resoluciones en línea con la voluntad de la dirección del partido. Pero la atención suele estar más en los despachos que en el pleno o las comisiones. Lejos de las miradas curiosas, los cabezas de delegación y los pesos pesados del partido negocian las listas que luego serán votadas y que compondrán los órganos directivos del partido.

Todo apunta que en las votaciones para elegir tanto la nueva ejecutiva como a los miembros del Comité Federal se impondrán la listas cerradas y bloquedas.

Es decir, que los delegados, aunque tengan voto individual y secreto, deberán aceptar o rechazar en bloque la lista que se les ofrezca. Ese sistema impediría la existencia de votos de castigo como los que permite individualizar el voto en una lista cerrada.

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