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Lucha de poder en Volvo por la ruptura con Renault

En una carta publicada en el diario Götebergs Posten, de la ciudad de Gotemburgo, Christina Gyllenhammar, esposa del cesante director de Volvo, Pehr Gyllenhammar, e hija de un anterior jefe del consorcio, acusa a Soren Gyll, ahora al frente de la empresa, de "haber fomentado las críticas que existían dentro de algunos sectores respecto a la fusión con Renault con el objetivo, una vez fracasado el proyecto, de conseguir más poder personal". "Tu propio si ha sido todo el tiempo un no", agrega la carta. La carta cuyo explosivo contenido se convirtió en la noticia del día en Suecia, agregó un dramático ingrediente, tal vez no el último, a las peripecias de la fracasada fusión.Soren Gyll negó las acusaciones y dijo que lo que había hecho era por el bien de la empresa. "Todos los rumores sobre una conspiración de palacio, me han dañado extraordinariamente", dijo. Y agregó también que la decisión de proponer a la directiva la cancelación del proyecto con Renault había sido la más difícil que hubiera adoptado nunca".

La firmante, que por razones obvias ha estado siempre muy cerca del desarrollo de esta empresa, dice que es la primera vez en 40 años que interviene públicamente para referirse a Volvo pero que lo hace "por un problema de conciencia y por el honor de su familia".

Las especulaciones sobre la lucha de poder en la dirección de Volvo y sobre que Soren Gyll había actuado no muy limpiamente en todo el proceso de las negociaciones, especialmente cuando las resistencias a la fusión cobraron más fuerzas, circularon profusamente antes y después de decidida la cancelación del acuerdo. Pero las opiniones estaban divididas sobre la veracidad de estos rumores y hasta ahora nunca nadie había formulado una acusación tan directa como la que hace ahora la mujer de Gyllenhammar. Incluso éste, pese a los momentos amargos que estaba viviendo, se abstuvo, durante la conferencia de prensa que siguió a la decisión de liquidar el proyecto, de otorgar validez a dichas especulaciones, no se sabe si por no creer en ellas o por no apartarse de las normas del buen perdedor. Pero la mujer que siempre está detrás de los hombres importantes ha llamado a las cosas por su nombre o por lo que ella cree que son.

Al margen de esta insospechada derivación, las inquietudes están centradas ahora en el futuro de la empresa, que es visto con diferente óptica por los protagonistas así como por los analistas económicos. En la primera reunión mantenida por el nuevo director ejecutivo con 40 jefes de los diferentes departamentos, éste marcó el nuevo camino: concentrar todos los esfuerzos en el sector automotriz que, según él, tiene la capacidad suficiente para sobrevivir y desarrollarse aun sin la fusión con Renault. Esta posición fue compartida por la mayoría de los jefes que participaron en la reunión. Los últimos resultados permiten prever que al cierre del ejercicio de este año las ganancias serán del orden de los 1.000 millones de coronas.

Este optimismo no es, sin embargo, unánimemente compartido. Los que aún siguen creyendo en la conveniencia de la fusión creen que las previsiones de Gyll pueden ser correctas en un corto plazo, pero no están convencidos de que lo sean a largo plazo. Lo que puede ocurrir con los nuevos modelos, independientemente del coste que suponen, es siempre imprevisible. A ello se agrega la incertidumbre sobre la evolución de la recesión actual a escala mundial y particularmente en la industria automotriz.

Estabilidad

Soren Gyll dijo que Volvo tiene necesidad de cerca de unos 8.000 millones de coronas para lograr una base financiera estable. Estos pueden venir en parte de una nueva emisión, aunque no necesariamente de ella, enfatizó el nuevo jefe, sino de la venta de acciones de otros sectores del consorcio. Gyll señaló que los accionistas, que habían logrado lo que querían, es decir que la fusión quedara sin efecto, deberán asumir ahora su responsabilidad.No se habla demasiado, por ahora, sobre algún posible nuevo socio aunque sí, por el lado sueco, de mantener y en lo posible profundizar la alianza que existe desde 1990 con Renault. Disolver ésta también, como algunos han postulado, tendría un coste demasiado elevado en virtud de algunas cláusulas del convenio.

Según algunos observadores, Volvo ha perdido credibilidad no sólo frente a Renault sino también frente a cualquier eventual nuevo socio.

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