España recupera el crédito de favorita
ENVIADO ESPECIAL España ha convertido el Europeo en una barra de equilibrios. Con una holgada victoria sobre Rusia ratificó la primera posición de su grupo. Su imagen se ha agrandado y sube enteros en , las apuestas. Sólo ella y Croacia han sumado todos los puntos posibles, que se acumulan para una segunda fase por sistema de liguilla, en la que se disputan tres partidos más. Pero a nadie escapa la sensación de vértigo y de cierta inseguridad. Transmite dudas. Las de aquellos que lo apuestan todo al mismo número. Su juego, irregular en ocasiones, necesita de rivales de mayor entidad para ser contrastado.
Rusia, como Bosnia un día antes, incluso como Suecia durante algunos minutos, le enrevesó el partido a los españoles. A los aleros españoles les costó arrancar. Villacampa no lució como los dos días anteriores, Jiménez recibió tres boinas y tuvo que abandonar su posición inicial por la de pívot, y Herreros pasó nuevamente desapercibido.
Fueron los más altos los que cortaron la tela. Ferrán exhibió su muñeca en la primera parte y Martín se erigió en la pieza maestra que destapó la lata de sardinas en la que se llegó a convertir la defensa rusa. El partido no se empezó a decantar hasta bien entrada la segunda parte. Una buena fase defensiva y dos penetraciones de Villacampa fracturaron el marcador: Las acciones del alero español supusieron además la eliminación de Gorin y la cuarta personal de Sujarev, figura clave para los suyos. En ese corto intervalo se deslizó un triple de Epi.
Yuri Selikov, seleccionador ruso, prescindió en esa crítica situación de Babkoven en el más puro estilo altruista de su predecesor, Alexander Gomelski. Babkoven había sido la gran pesadilla para la defensa española y había provocado cuatro rápidas faltas de Herreros. Se dio la vuelta a un partido con una gran intensidad y con una ligera superioridad rusa, 44-50. Un parcial de 12-0 en apenas dos minutos elevó al luminoso un 56-50.
Los rusos transmitieron la falta de chispa que siempre les ha caracterizado. Lucharon, porfiaron, pero con el espíritu de los aprendices. Las consignas de su banquillo tampoco les ayudaron en ocasiones con la raciones de silla que se concedió a Babkov o la falta de protección contra las faltas que padeció Gorin. Un nuevo parcial de 8-0 llevó la máxima diferencia a la batalla, 74-60, y rebajó la importancia de los últimos seis minutos. Martín llegó a abusar de su marcador, Nossov. Orenga logró su fase de mayor lucidez reboteadora y Epi y Villacampa completaron la fiesta.
Pero no se evitó que Selikov soñara con una docena de depósitos de gasolina (su federación le paga parte de su sueldo en bonos para combustible). Lolo Sainz planteó un cinco inicial diferente: Jiménez de alero y sus pivots más altos, Martín y Ferrán. Pero los rusos apostaron por un equipo tradicional que, a pesar de su insistencia en errar triples, puso en muchos aprietos a España.
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