El "hombre amuleto"

Puede que Claudio Chiappucci no sea el mejor y que quizá no gane el Giro, pero el hombre que acapara más papel sí lo es. Para empezar, no hay día en que el ciclista que mejor personifica el carácter italiano popular no sea centro de una polémica. Bien, para abrirla -no importa con quién, periodistas u otros corredores-, bien para cerrarla y realizar una ceremonia oficial echando unas caladas a la pipa de la paz.Para fumar, el mejor momento parece que son los interminables primeros kilómetros de estas etapas somnolientas. Bajo el sol del Sur, se producen conversaciones de este tipo: "Moreno, ¿por qué criticas en público mi forma de correr diciendo que no debo sprintar para coger puntos en los puertos de tercera?", pregunta Chiappucci al líder. Y Argentin, todo cortesía y amabilidad, le responde: "No era una crítica, Claudio. Ya sabes que te quiero mucho. Era simplemente un consejo. Deseo para tí lo mejor". "¡Ah!'.', zanja Chiappucci; "si es un consejo, lo acepto. Perdóname por enfadarme".

Sí, el hombre biónico -otro apodo de Chiappucci- dio su brazo a torcer en esa ocasión. Pero parece más difícil que le convenzan de que deje de ser supersticíoso. Aunque sea tan sólo por razones de peso. Porque a Chiappucci le debe de costar un poco acarrear con su cargamento de amuletos. "Desvían a las fuerzas malignas de mi persona", explica mientras exhibe su equipaje: una pulsera magnética, una medalla de la Virgen de la Carretera, una chapa con la fecha de nacimiento y el grupo sanguíneo, y un colgante, de malaquita y azurita que le regalaron en Elba. Y para las contrarreloj, en el casco, su caricatura en forma de demonio y la leyenda:"El Diablo".