El Rayo tira un nuevo punto en los minutos finales
JOSÉ MIGUÉLEZ, El Rayo no escarmienta. Encauza bien los partidos, aunque a su modo, y los tira luego. Sigue convencido de ser capaz de aguantar un resultado favorable sin salir de la cocina y los contrarios no se cansan de demostrarle lo contrario. Ayer fue la Real quien aprovechó sus concesiones y le birló un punto a última hora.
Nueve jornadas sin ganar y ya cinco negativos: el Rayo empieza a sentir la zona de promoción en el cogote.
El equipo de Camacho apostó por la victoria a través de un canal inédito: Ton¡. No es que el guardameta catalán luciera paradas prodigiosas, que no lo hizo, sino que asomó un potentísimo saque de puerta que limólas propias deficiencias rayistas y minimizó la principal virtud del contrario. Con sus lanzamientos, el Rayo se saltó los conductos reglamentarios [léase defensa y centro del campo] y alcanzó con más facilidad que nunca las zonas próximas al área rival, aquellas a las que tanto le cuesta llegar otras veces. De paso restó protagonismo a Carlos Xavier, al que se le hacía imposible controlar un balón que viajaba casi siempre diez metros por encima de su cabeza. Al portugués, con todo, le dio tiempo de largar una decena de pases llenos de clase.
Lo demás, para el Rayo, fue cuestión de dar con dos puntas capaces de amortiguar el balón en condiciones tan adversas.Polster y Pedro supieron sacar petróleo de los pelotazos. Así llegó el gol. Pedro se inventó una jugada que acabó en falta, y Polster, de duro disparo, hizo el resto. El Rayo, con un método ajeno a los manuales, se iba al descanso con la meta cumplida.
Luego llegó el encierro sobre su portal. La Real aprovechó la historia para hacerle llegar más balones a Carlos Xavier. Aparecieron las triangulaciones y el juego raso. Al final, Pikabea castigó el conformismo madrileño con un tanto postrero, que desveló además uno de los riesgos de las marcas individuales: la facilidad con la que un defensa puede alcanzar el área rival; nadie le sale al paso.
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