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Los vecinos amortiguan la caída de una mujer y dos niños que se arrojaron a la calle desde un piso en llamas

Piedad Caballero, de 52 años, salvó ayer la vida de sus dos nietos al incendiarse su vivienda. Les arrojó desde el primer piso de la casa en llamas, mientras que los vecinos hicieron un colchón con sus manos para recogerlos. Piedad se lanzó luego a la calle. En la caída sufrió una fractura en el pie. Ella es la única de los 16 heridos leves afectados por el incendio en el número 8 de la calle de Cartaya de Móstoles, que ayer tarde todavía permanecía en el hospital de Móstoles.

Los demás heridos -seis niños, dos policías municipales y siete adultos- fueron dados de alta ayer, puesto que presentaban una ligera intoxicación por haber inhalado humo.

El fuego se originó a las ocho y media de la mañana en el primer piso, puerta A. En ese instante se encontraban en el domicilio sus propietarios, Jesús Vaquero, de 73 años, y su mujer, Piedad Caballero, acompañados de sus dos nietos, Adriana y Javier. Piedad Caballero, ingresa da en la unidad de radiología del hospital, relataba aturdida cómo se dio cuenta del incendio: "No sé cómo se inició, estaba peinando a mis nietos y, de repente, noté algo extraño. Al dirigirme al comedor estaba ardiendo el sofá y parte del salón". El fuego tapaba la salida del inmueble y la mujer decidió entonces evacuar a sus nietos por la terraza. "Apenas se había iniciado todo, cuando saqué a Adriana y a Javier a la calle", agregó Piedad, quien desde una altura de cuatro me tros deslizó a los niños por el aire hasta los remolinos de manos que habían formado varias personas que rápidamente colaboraron en las tareas de auxilio. A la vez, al verse acorralada por el humo y las llamas, Piedad se lanzó a la calle. En la caída, una de sus piernas se quebró al quedar clavada en el suelo.

Algunos vecinos manifestaron que quizá Piedad se precipitó, ya que al instante llegaron los bomberos y los policías, quienes evacuaron rápidamente el edificio y apagaron las llamas en cinco minutos. El primer informe de los bomberos indicaba que el fuego se originó en la falda de la mesa camilla que se prendió sobre el brasero. Las llamas devastaron el piso de Piedad y también afectaron a varias habitaciones del piso superior. Las escaleras del bloque también quedaron tiznadas de negro.

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