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FÚTBOL / PRIMERA DIVISIÓN

El Atlético exprime su superioridad numérica

El Atlético resolvió en Oviedo con una goleada que debe agradecer en gran medida a la sangre caliente del rumano Lacatus, que, con su expulsión, originó una desigualdad tan mayúscula como la que luego reflejó el marcador. Contra, 10 y con Schuster en plenitud, el equipo madrileño dio un recital de sentido común y de saber aprovechar las circunstancias cuando se dan tan favorablemente. Y eso que quienes arroparon ayer al alemán ni están en plenitud ni en su mejor momento.La primera parte fue sencillamente abominable. A la parquedad de ideas del Atlético hubo que añadir la prudencia, a veces puro temor, del Oviedo. Pero, con todo, lo peor fue la tensión ambiental, que frustró cualquier opción, aunque fuese limitada, de un juego siquiera organizado, ya que no abierto y creativo.

Al mal ambiente no contribuyó poco el rudimentario estilo de López, contra el que ya estaba el público, que ve la televisión y se sensibiliza cada vez más contra los jugadores duros y aparatosos. Precisamente, una maniobra más o menos punible del defensa internacional sobre Carlos dio paso al momento crítico del encuentro. Lacatus quiso resolver por sí mismo y tomarse la justicia por su mano. Tras reanudarse el juego una vez que Carlos fue atendido, pagó las consecuencias Juanito, que recibió una entrada brutal del rumano. El árbitro no dudó un momento y le expulsó.

Al entrenador del equipo madrileño, Luis Aragonés, que si algo le sobra es experiencia, le faltó tiempo para sustituir a Tomás, su. único jugador sobre el que pesaba una amonestación y con el que se estaba cebando el público. Alfredo, un elemento más ofensivo, ocupó su lugar.

Las cosas empezaron a rodar definitivamente bien para el Atlético -que había disparado por primera vez a puerta a los 40 minutos- cuando Donato, modelo de jugador adaptable, resolvió la primera ocasión frente a Viti.

El Oviedo, que, mientras estuvo completo, funcionó defensivamente, se entregó nada más encajar ese gol. Además, Futre en la única carrera que echó, le marcó otro gol. Después, todo fue fácil, aunque en medio hubo que incluir un penalti de López que el público le arrancó al árbitro dada la situación.

El oficio espléndido de Schuster quitó cualquier sombra de duda. El Atlético marcó otros dos goles para confirmar que no se le pueden poner las cosas fáciles. Javier Irureta tiene ahora de nuevo el problema de Lacatus, que ya la temporada pasada fue expulsado en acciones similares -por ejemplo, en la Copa de la UEFA, en Génova- y que, por lo que se ve, no se ha disciplinado.

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