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Pier amargó al final a un Barça conservador

Johan Cruyff opuso un descarado pragmatismo al impresionismo de Jorge Valdano y le regaló el tan ansiado control de la pelota, una de las bases imprescindibles para el mejor fútbol del campeón de Europa. Dejando libre a Koeman, dispuso marcajes personales de Nadal a Pizzi, Ferrer a Felipe, Juan Carlos a Quique y Eusebio a Chano. La sustitución de Juan Carlos por Goikoetxea tras el descanso insinuó una mayor vocación ofensiva, pero ésta se refutó al situarse como lateral derecho. Así, el Barcelona se defendió con un mínimo de cinco jugadores, abandonó sus cotos de caza preferidos en el centró del campo y se dedicó a lanzar, sin más, a sus puntales.La maniobra confundió al Tenerife. Las estrechas vigilancias le dejaban sin opciones a la hora de redondear sus jugadas con un pase decisivo y estas dudas permitieron a Begiristain el robo de la cartera a Toni en el minuto 10. Desde entonces, el pragmatismo de un Barcelona que miraba siempre al marcador se perfilaba como ganador echando la primera sombra sobre la soleada filosofía de Valdano. Pero hay que admitir que el argentino tiene derecho a soñar. Dirige un equipo técnicamente dotado y tan sobrado de recursos en la media que, dado el planteamiento conservador del rival, rayaba el preciosismo. El pie izquierdo del organizador, Redondo, es un portento y su fútbol rezuma elegancia.

En cualquier caso, las labores de contención barcelonistas asfixiaban el elaborado fútbol tinerfeño con tanta eficacia que el equipo visitante nunca se perfiló como perdedor. Sobre todo, cuando Stoichkov burló por enésima vez a la defensa en línea de Valdano para encararse con el portero local. El derribo de Manolo al búlgaro originó que Soriano Aladrén decretara una falta al borde del área y la expulsión del portero.

Valdano ya había realizado un doble cambio mandando a Pier y Dertycia al campo por Pizzi y Felipe. Pero en ese momento, cuando el planteamiento más cínico del Barcelona parecía ganador, la filosofía de Valdano fue ratificada. En esa situación, el jugador designado para ponerse los guantes es el joven Pier. Valdano sin embargo, llamó hasta la banda a Quique y le dio instrucciones para que el defensa Torrecilla actuara entre los palos negándose así al sacrificio de un delantero.

En la jugada siguiente, un centro de Chano desde la derecha fue tocado por Quique y Pier, entrando con velocidad hasta el centro del área, tocó lo suficiente para que la pelota acabara besando las redes de Zubizarreta.

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