Induráin "Estoy mejor que en el Giro"
Un día de descanso, unas horas más de sueño concedidas por la organización del Tour de Francia. "Ese ha sido mi mejor regalo de cumpleaños", dijo Miguel Induráin, que ayer cumplió 28 años. En el día de asueto tampoco faltó la bicicleta: 70 kilómetros junto a Angel Arroyo, el retirado camipeón, y al lado de un afortunado cicloturista que, sin saberlo, se convirtió en el guía del mejor ciclista del mundo. "Estoy mejor que en el Giro, aunque nunca he disputado las dos pruebas y no sé cómo me irá en los Alpes. Desde luego, si mantengo mi ventaja actual, habré dado un gran paso para ganar el Tour", señaló.
El día de descanso no lo fue tanto. El hotel de Dole que hospedó ayer al Banesto se convirtió en sitio santo de peregrinación para multitud de aficionados ansiosos por ver al ídolo. Otros quisieron saludarlo en la distancia. El presidente del Gobierno español, Felipe González, fue uno de ellos. Su. telegrama de felicitación llegó a tiempo, como el de muchos otros. El alcalde de Dole tampoco quiso perderse el festejo. Una botella de vino de la región fue su detalle con el campeón español. "Me la beberé cuando llegué a París", comentó.Los 70 kilómetros fueron un ligero aperitivo antes de comer. Para el desconcertado cicloturista que hizo de guía fue una fiesta inesperada. Iba el hombre tranquilo, como cada día, por una zona boscosa cercana a la ciudad. De repente, un grupo de ciclistas se le acercó. Todos llevaban el uniforme del Banesto. "Oiga, nos puede indicar un itinerario para hacer unos 70 kilómetros", le preguntó uno. Entonces lo vio. Allí, a unos metros de él, Induráin. "Por supuesto. Síganme", acertó a decir.
Mucho más duro que el entrenamiento fue para Induráin su comparecencia ante la prensa en una sala atiborrada y sin apenas ventilación. El calor era sofocante. "Me encuentro mejor que en el Giro, mejor que el año pasado. Sin embargo, nunca había hecho las dos vueltas seguidas. No sé como responderé en la montaña", comentó de entrada. Sobre su máximo rival en los pronósticos, Gianni Bugno, dijo: "Lo veo muy nervioso. Su equipo está muy revoltoso, atacando en todos sitios. Él no sabe dónde sacarme tiempo y por eso tiene que intentar arañar segundos en cualquier sitio". Interrogado sobre la relación que ambos mantienen, Induráin explicó que sólo hablan en carrera, y poco: "Siempre me dice 'moto, moto".
El italiano también aprovechó el día de descanso para ofrecer una conferencia de prensa. Si discurso fue una contínua loa a Induráin: "En Luxemburgo hubo un profesional y un grupo de aficionados muy malos. Induráin fue el profesional y nosotros los aficionados malos". Bugno anunció tres días de montaña sin tregua: "Voy a atacar, tengo que intentarlo. No pienso esperar al último puerto, porque para vencer a Induráin es preciso hacerlo antes. No me veo mal y espero hacer una gran montaña".
La táctica de Induráin en los Alpes será totalmente conservadora: "Vamos a seguir la misma que en el Giro. El equipo está bien y sabremos aguantar. Yo no pienso atacar. Para ello tendría que encontrarme muy bien. Además, la diferencia de tiempo me permite guardar fuerzas y vigilar a los demás". La confianza en sus compañeros es tal que Induráin incluso reservó un sitio para Delgado en el podio: "Pedro está bien. Gana fuerza a medida que pasan los kilómetros. No me extrañaría verlo ahí arriba".
Pascal Lino: "Vivo al día"
Pascal Lino es el líder del Tour, aunque todo el pelotón hable de Induráin. La propia prensa francesa, dada a explotar con exceso cualquier actuación sobresaliente de un corredor local, tiende a olvidarse de él. En resumidas cuentas, es un líder de paja. El lo sabe pero no se queja; incluso emplea la ironía: "Hoy [por ayer, jornada de descanso], es el día que menos me ha costado defender el maillot amarillo". Lino parece tener los pies sobre la tierra: "Se que tendré el maillot durante un par de días a lo sumo. No puedo hacerme ilusiones ni plantearme ningún proyecto. Vivo al día y procuro disfrutar cada momento. Eso sí, mi vida ha cambiado al 100%". Lino ha pasado de ser un corredor sin aprecio por la prensa a un personaje agobiado por los compromisos para entrevistas, fotos y autógrafos.El líder, en cualquier caso, reconoce sentirse bien. "El peor momento lo sufrí antes de la etapa del miércoles. La noche del martes noté fuertes dolores en las piernas y pensaba que, a la mañana siguiente, no resistiría la subida al Gran Ballon [puerto de primera categoría]. Sin embargo, pasé bien la etapa. Me encontré mejor de lo previsto. En realidad, nadie me ha impresionado en este Tour salvo Induráin y Fignon".
Lino ha merecido un elogio interesante de Induráin: "Me está sorprendiendo un poco. Queremos que pierda el liderato cuanto antes".
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