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Grave tropiezo del Real Madrid, en Oviedo

El Real Madrid falló en el Carlos Tartiere porque, en opinión de su entrenador, Leo Beenhakker, estuvo "muy bajo técnicamente". Al Oviedo, que no le vencía desde 1961, le salió todo redondo y Lacatus marcó el gol por el que se le recordará para siempre en este equipo. El conjunto asturiano controló al madrileño de abajo arriba. No le dio respiro y le hizo encontrarse de bruces con un tanto -"estúpido y en una jugada imbécil", según lo definió el presidente blanco, Ramón Mendoza- cuando ya no había ninguna posibilidad de reacción. El Oviedo puso la Liga al rojo vivo.No fue un partido fácil para ninguno, pero menos para el aspirante al titulo. Buen ejemplo de la poca fluidez que tuvieron los madridistas fue que Butragueño remató por primera vez un pase de Michel a los 83 minutos. Antes y después no hubo manera de desbloquear el planteamiento de Javier Irureta porqué al Madrid le falló tanto la creatividad como la velocidad. Y sucumbió,

Después del gol no hubo tiempo más que para sacar del centro. Los jugadores madridistas se fueron al vestuario sin creérselo. Si un empate ya era un mal resultado, aunque pasable, una derrota les supone una semana llena de incertidumbre y un final de temporada muy emocionante.

El Oviedo jugó en función del Madrid, pero eso no es nuevo en el equipo asturiano, que se ha distinguido estos años por un estilo en el que la sobriedad y las precauciones defensiva$ han primado sobre cualquier otro factor.

Con el equipo asturiano muy cerrado, el Madrid tuvo que recurrir a un juego horizontal y apenas púdo.echar mano de Hierro o Milla, muy impresionados por el triángulo que formaron Vinyals, Jankovic y Bango, mientras Elcacho, por detrás, se ocupó en exclusiva de Hagi y los carrileros taparon a Michel y Lasa.

Cada vez que el balón cayó en el saco del Oviedo, el Madrid tuvo problemas. Así que no es de extrañar que durante la primera parte Buyo fuera uno de los destacados de su equipo con dos intervenciones decisivas en un remate de cabeza de Carlos y en una salida ante Jankovic, que fueron las mejores de las varias ocasiones que creó el equipo asturiano. Por el contrario, el Madrid únícamente mandó un balón al palo, a los 23 minutos, en un disparo desde lejos de Milla, y en la portería del Oviedo sólo se pasé por otro susto cuando ya concluía el primer tiempo en un tiro cruzado de Hierro. Tras el descanso, el Oviedo aún se replegó más para impedir las acciones ofensivas del Madrid.. De modo que el partido transcurrió entonces con menos dinamismo que antes. Aunque durante este periodo las ocasiones fueron casi todas del Madrid, como un remate raso de Hagi que detuvo Viti o un disparo flojo de Michel desde fuera del área y el ya citado remate de Butragueño cuando faltaban siete minutos, la verdad es que el triunfo blanco habría sido inmerecido porque el azul no cedió en ningún momento y completó, sin duda, su mejor partido de la temporada.

Beenhakker no introdujo cambios en el equipo como se presumía y sólo muy avanzada la segunda parte dio entrada a Luis Enrique, que, por cierto, fue acogido con una gran bronca por sus antiguos conflictos con los jugadores del Oviedo cuando militaba en el Sporting de Gijón y que no mejoró para nada la capacidad ofensiva del cuadro blanco.

Cuando todo parecía resuelto, surgió la ocasión de Lacatus tras un fallo de Hagi, que le cedió el balón en una jugada en la que había más defensas que delanteros. Es verdad que el resultado puede parecer sorprendente, pero el Oviedo, aunque permaneció más encogido después del descanso, no renunció nunca a contraatacar. De esa valentía surgió el gol que nadie podía sospechar.

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