"He sido víctima de un círculo vicioso"
Pregunta. Al fin, ha despertado de su pesadilla.Respuesta. La verdad es que he sufrido muchos quebraderos de cabeza. He vivido con un sentimiento constante de frustración. Estaba trabajando a conciencia, pero los resultados no me compensaban. Sólo me reconfortaba la certeza de que acabaría recuperándome igual que se han recuperado otros colegas más veteranos, como los estadounidenses Jack Nicklaus, Hale Irwin o Tom Watson.
P. ¿La clave de sus problemas?
R. Sin duda, la concentración. En plena competición, la perdía. Quizá se haya debido al inevitable desgaste mental por la presión de tantos años ahí arriba.
P. Tal vez haya influido también su ambición deportiva, su autoexigencia extrema.
R. Sí, es muy posible. Yo estaba acostumbrado a los puestos de honor. Así que tenía que rebelarme. A lo peor me he obsesionado demasiado y he sido víctima de un círculo vicioso.
P. Según ello, si una derrota le llevaba a otra, este triunfo...
R. Me ha permitido romper una barrera que se antojaba irrompible y, por tanto, recobrar la confianza, que es imprescindible. De todos modos, lo cierto es que mi juego ha ido mejorando progresivamente.
P. Un instante crucial desde la perspectiva psicológica fue cuando, en el Masters, eludió su tercera eliminación consecutiva en el Grand Slam.
R. Mi primera tarjeta fue mala, en efecto, pero no mi golf. Por eso no pensé en que pudiera fallar un corte más. Después sí que me dí cuenta de lo que se me podría haber echado encima. Y es que, durante este periodo, me he visto tiroteado.
Algunas críticas fueron justas, coherentes con mi mala forma, de la que yo era más consciente que nadie. Otras, en cambio... Hasta se pretendió enfrentarme a José María Olazábal. Soy su amigo y siempre he creído en él. ¿Cómo me iba a molestar su ascenso?
P. En Augusta llegó a comentar que parecía como si tuviese el demonio dentro.
R. Sí, porque reitero que mi juego ya era bueno. Lo que sucedía es que la suerte me estaba volviendo sistemáticamente su espalda en las acciones decisivas, las que te hacen coger el ritmo a favor o en contra.
P. Su imagen en el campo ha venido siendo crispada, tensa...
R. Bueno, no... Es algo característico en mí. Nunca he ido por él contando chistes.
P. Autodidacto declarado, en la época más reciente ha prestado oídos, sin embargo, a los más variados consejos y ha recurrido al profesor zimbabuense David Leadbetter, la mano derecha del inglés Nick Faldo.
R. Cuando no salen las cosas bien, es casi imposible no atender algunas recomendaciones. Se trata de probar y probar... Con Leadbetter sólo he estado de manera esporádica para intercambiar impresiones sobre mi swing y otros detalles.
'Driver' y 'putter' nuevos
P. Ahora, en Japón, ha estrenado el driver, el putter y las bolas. Sus modelos de tres lustros, arrinconados.
R. Acaso vuelva a ellos. Aún es pronto para saberlo. Necesito adaptarme a los nuevos.
P. Ha contradicho, eso sí, uno de sus principios golfísticos al permutar la cabeza de madera por la metalizada para los golpes de salida.
R. Sigo opinando que la metal wood o, como yo la llamo, la mental wood perjudica la esencia de este deporte. Pero se ha generalizado. No podía seguir siendo el tonto del pueblo. La pelota va más baja y, al caer, rueda más y llega más lejos.
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