"Ahora hago el papel de malo sin dejar de ser el bueno"

Pregunta. Usted demostró en su época de técnico juvenil que entiende el fútbol de forma parecida a Cruyff, es decir, sus métodos de entrenamiento y de concepción del juego son similares, pero ambos tienen una personalidad opuesta. Nadie le imagina, por ejemplo, en una conferencia de prensa culpando a los jugadores de un mal resultado.Respuesta. Es una cuestión de temperamento. Cruyff opta a veces por una bronca pública para denunciar un problema. Yo, en cambio, soy diferente. Prefiero hablar un par de veces con el jugador y, si no me hace caso, a la tercera lo saco de la alineación sin alterarme. No me gusta enfadarme.

P. ¿Usted cree que tiene la suficiente credibilidad entre la plantilla como para que le con sideren el entrenador además del técnico que intercede espe cialmente por un jugador ante Cruyff?

R. Digamos que lo mejor que nos ocurre a Johan y a mí es que nos complementamos Lo que no hace uno lo hace el otro. Yo, por ejemplo, tengo más mano izquierda que él. Lo ideal es trabajar juntos porque formamos la clásica pareja; es decir, uno hace de bueno y el otro de malo. Johan es el malo y yo tengo el papel más cómodo y bonito, el del bueno. Pero ahora las circunstancias han variado. Podríamos decir que tengo que asumir el papel de malo sin dejar de ser el bueno. Y los jugadores lo saben. No es que vaya a cambiar mi forma de ser, sino que, simplemente, la plantilla no me mirará igual que antes. Ése es el sentido del respeto. Yo, insisto, seré el mismo de siempre. A la plantilla no debo decirle ni demostrarle nada. Se sitúa sola. Además, el Barcelona dispone de jugadores que son excelentes personas. No habrá problemas. Lo que sí es cierto es que hasta ahora yo he sido más asequible para los jugadores que Cruyff y por eso, cuando querían hablar sobre algún tema, pedían mi intervención ante Johan.

Oler la hierba

P. ¿La enfermedad de Cruyff podría adelantar el proyecto azulgrana que prevé la creación del cargo de manager, puesto que ocuparía el técnico holandés, mientras usted se confirma como entrenador del primer equipo?R. Es posible, pero yo no me imagino a Johan sin fútbol. No soy médico, pero la gente habla de estrés, de la posibilidad de que Cruyff se aleje de los caminos y de otras cosas sin malo sin dejar de ser el bueno darse cuenta de que él necesita el balón.

P. Descarta entonces la posibilidad de que Cruyff abandone el cargo de entrenador por recomendación familiar o prescripción médica?

R. Para Johan, estrés significa dejarle encerrado en su casa. El mejor relajante que pueden darle es dejarle sentir el olor de la hierba de un campo de fútbol. Yo le diría que, cuando pueda, aunque todavía no esté para trabajar, nos venga a ver porque él es una persona que no pasa inadvertida. Su presencia en el Camp Nou nos estimularía a todos. Le veríamos. Eso significaría que se encuentra bien y que podemos continuar hablando de fútbol, planificando el próximo partido. Es imposible no echar en falta a Johan. Le esperamos para volver todos a nuestro sitio natural.

P. ¿El presidente, Josep Lluís Núñez, le ha hecho algún comentario en particular?

R. No. Estuvo con los jugadores antes del partido con la UD Las Palmas y les dijo que no pasaba nada. Todos somos conscientes de que, al igual que en su día existió el síndrome Koeman, ahora habrá el síndrome Cruyff y se necesitarán un par de partidos o tres para superarlo, pero confiamos en que también seremos capaces de vencerlo.

P. La enfermedad de Cruyff llega, sin embargo, en el peor momento, si se tiene en cuenta que el técnico holandés siempre dijo que marzo era el mes más complicado del calendario competicional.

R. Es un mes en el que nos lo jugamos todo, especialmente la Liga. Recibimos al Atlético de Madrid, a Osasuna.... También tenemos la Recopa. Son partidos que marcan. Pero hay, que confiar en la plantilla. Insisto en que los jugadores se conocen de memoria el abc de nuestro sistema. Las cuatro reglas de juego que tenernos salen siempre sin necesidad de preocuparnos y, por tanto, estamos a expensas de la inspiraclón personal de cada Jugador y de la capacidad de los técnicos para encontrar los detalles que desequilibran un partido. A la afición, por otra parte, le pediría que no espere a que las cosas se tuerzan para apoyarnos como ha sucedido alguna vez. Necesitamos su fuerza porque ahora sí que ya no podemos dar más ventajas a los adversarios.