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MUNDIALES DE NATACIÓN

Sergi falló en los 200 braza y perdió la medalla

La natación española aspiró a una jornada gloriosa, pero se quedó a mitad de camino. Joaquín Fernández, un bracista que había apuntado grandes posibilidades, pero al que le faltaba cuajar, explotó y alcanzó el cuarto puesto de los 200 metros braza, la gran carrera de los campeonatos. El norteamericano Mike Barrownan volvió a superar su récord mundial con 2.11.23 minutos. Sergi López, en cambio, la otra gran esperanza española de medalla, nadó mal desde el principio. Sólo fue sexto. Hoy tiene una nueva opción Martín López Zubero en los 100 espalda.

"No lo entiendo. Llevo un mes dándole hostias en los entrenamientos y mira, no sé, me he cagado". Sergi, mientras dejaba la ropa en una silla y se tiraba a relajarse en la piscina contigua a la principal, sólo cinco minutos después de la prueba, no podía esconder su enfado. "Si llevo un mes dándole caña", repetía otra vez refiriéndose a Barrowman, que acababa de batir nuevamente el récord del mundo. Incluso el húngaro Norbert Rozsa, ganador ya en los 100 con récord mundial incluido, fue plata ayer y le arrebató al nadador español la plusmarca con 2.12.03. El asombro húngaro continúa, pues Rozsa mejoró nada menos que cinco segundos su marca personal. Sergi hizo dos segundos más que su mejor marca."Me he cabreado, cómo no me voy a cabrear", añadió. "Tenía muchas esperanzas, porque ha sido cuando más fuerte me he entrenado en mi vida. Seis horas al día y otras seis de estudiar. Y no tengo ya más Campeonatos del Mundo. En fin, qué le voy a hacer. Queda año y medio para Barcelona y medio para los Europeos. A fin de cuentas no me he muerto ni me ha cogido un infarto".

¿Pero qué había pasado? Sergi llegó con una concentración exagerada a la piscina. Se sentó oyendo música tan atrás de los puestos de salida, sin utilizar siquiera las sillas habituales, que ni oyó su presentación ni se levantó para saludar. "No lo oí, pero no me interesaba tampoco", dijo después. "No sé si estaba muy tenso o nervioso. Creo que estaba bien. Pero no ha sido mi día". Y desde que se tiró al agua vio que no iba bien. "He salido mal, peor que nunca. Y también en los virajes. Y cuando quería forzar de brazos no tenía fuerza abajo. Desde los primeros 50 metros me he visto mal y he intentado hacer mi carrera, pero no he podido. Si hubiera nadado bien habría estado entre los mejores. No puedo decir más".

Jordi Murio, su primer entrenador y con el que dio los primeros pasos hasta formarle sólo un año antes de su medalla de bronce olímpica de 1988, opinó: "Creo que se ha equivocado al querer seguir el ritmo de los primeros y no hacer su carrera, como en Seúl. Pareció ir muy revolucionado". Joszef Nagy, el nuevo preparador húngaro de Sergi, pero también de Barrowman, estaba sonriente y sólo dijo del español: "No sé que le ha pasado. Estaba bien. No lo sé".

Para Murio Sergi se ha equivocado también al cambiar de estilo. "Bueno, no es que lo haya inventado Nagy, porque es ya muy viejo de todos los húngaros. Pero no les va a todos los nadadores. Sergi deslizaba más y lo ha perdido al atacar tan fuerte con los brazos. Le puede ir bien en alguna carrera, pero no siempre. En Seattle no lo utilizó del todo". El sistema también exige un movimiento de piernas más cerrado, con lo que se salta más en el agua y no va tan bien, en principio, a nadadores como Sergi, muy anchos de constitución fisica. Además, según Murio, siempre es mejor perfeccionar un estilo que aprender a los 20 años uno nuevo.

Fernández dio la sorpresa

Joaquín Fernández fue la sorpresa. Y se trata de un producto autóctono. El próximo día 22 hará 21 años que nació en Mataró, es un nadador de club, el Sant Andreu de Barcelona, y forjado por Dolors Jané, que le comentó antes de la carrera: "Tranquilo, que puedes". Fernández confesó al final: "Estoy muy satisfecho. Lástima de esas tres décimas que me han separado del podio, pero no podía pedir más"."He estado trabajando muy duro para creerme esto", añadió, "aunque también había que dejar los nervios en el vestuario. Mi experiencia de otras competiciones importantes me ha servido para que no me pasara como en Bonn". Allí, en los Europeos de 1989, tras entrar en la final, no nadó mentalizado y acabó octavo.

Fernández, que se ha hecho un corte de pelo al casi cero, entre original y salvaje, sólo con mechón en la parte delantera, siguió: "Es el espaldarazo con vistas a Barcelona, pues es mi primer Mundial. Sólo estuve en Seúl, y en Bonn, donde me faltó experiencia. He ido a nadar mi carrera, porque ellos tiraban mucho y he tenido la suerte de meterme en una donde se ha hecho récord del mundo".

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