La construcción de una nueva Europa

Los Campeonatos de Europa de Atletismo, que comenzarán el próximo día 27 en Split (Yugoslavia), no escapan a los acontecimientos que están redefiniendo el mapa político y social de Europa. La cita ofrece la posibilidad de construir una nuevo continente atlético, en el que el dominio de los países del Este comienza a tambalearse en beneficio de otras potencias occidentales, como Inglaterra e Italia.Hace cuatro años, en Stuttgart, los países del Este lograron 26 victorias frente a las 17 de la Europa occidental. La Unión Soviética y la República Federal de Alemania barrieron en el cuadro de medallas - 11 para cada bando- y otro tanto sucedió en el apartado de finalistas: 60 para la URS S y 57 para la RDA. Sin embargo, la irrupción de Gran Bretaña como potencia de primer orden ha comenzado a trastocar el orden imperante en la última década.

En la última edición de la Copa de Europa, diputada en Gateshead (Inglaterra) los días 5 y 6 de agosto, Gran Bretaña obtuvo un triunfo inapelable en categoría masculina: los atletas británicos ganaron nueve pruebas y sólo dejaron tres a los soviéticos. Fue la continuación del éxito logrado en Stuttgart en 1986, donde obtuvieron 15 medallas, ocho de ellas de oro.

Frank Dick, seleccionador británico de atletismo, está convencido de que se avecina una auténtica revolución: "Creo que los diez próximos años del atletismo británico serán mucho más excitantes que los pasados, que constituyeron un ciclo fabuloso con hombres como, Coe, Ovett, Cram y Thompson".

Dick cree que existe una nueva generación capaz de conseguir 22 medallas en Split. Colin Linford Christie (100 metros), John Regis (200 metros) y Tom McKean (800 metros) son algunos de los nombres llamados a brillar en Yugoslavia.

Al poderío británico en las pruebas de velocidad hay que unir la calidad del fondo italiano, con atletas como Salvatore Antibo o Gelindo Bordin (5.000 y 10.000 metros), y el potencial de la URSS en los lanzamientos, equipo que puede permitirse el lujo de prescindir de Yuri Sedykh, el mejor lanzador de martillo en la actualidad.