Los suplentes del Madrid humillan al Valencia
El Real Madrid consiguió anoche un nuevo trofeo para sus vitrinas, el Naranja, al derrotar de forma humillante al Valencia en el Luis Casanova. El vigente campeón de Liga endosó un serio correctivo a los hombres de Víctor Espárrago, conjunto que partía con serias aspiraciones en la Liga que se avecina y que ahora tendrá que soltar el lastre de la sonada derrota de ayer para iniciar el campeonato como sí nada hubiera pasado.La osadía de John Benjamin Toshack, al dar por buena una mezcla de teóricos titulares y teóricos suplentes, que le vale para mantener su criterio de no alinear a los mismos hombres en dos partidos jugados en 24 horas, en contra de lo que dice su presidente, Ramón Mendoza, obtuvo un resultado magnífico.
La velocidad de Paco Llorente y el oportunismo del polifacético Villarroya, a quien el técnico madridista ha buscado una nueva ubicación, la de delantero centro, fueron las claves del encuentro, al menos hasta que éste se convirtió en un correcalles incomprensible en el que el Madrid bien pudo haber conseguido una goleada histórica.
Villarroya inauguró el marcador y marcó el cuarto, tanto para su equipo, además de fallar claras ocasiones, cosa lógica, por la falta de oficio en la posición que encontró. El jugador aragonés, para no faltar al aire festivo que tuvo el partido, se permitió celebrar el primero de sus goles al más puro estilo Hugo Sánchez, con voltereta y recomposición de la rizada melena incluidas.
Con el 0-3 con que se llegó al descanso, Toshack aprovechó para mover el banquillo, quizá por aquello de dar satisfacción al respetable y calmar las iras de su presidente. El partido estaba más que sentenciado y la segunda mitad no hizo sino confirmar la penosa imagen ofrecida por el Valencia en el tiempo previo.
Ausencias
Al equipo de Víctor Espárrago le pesaron demasiado las ausencias de Tomás, Boro y Arro yo en el once inicial. Sin embargo, no es ésta suficiente excusa para justificar tamaña derrota no tanto por el marcador como por la impotencia de un bloque de hombres que partían junto a los grandes en la lucha por el título de Liga.
Roberto, el fichaje estrella de un Valencia muy poco cambiado con respecto a la anterior temporada, anduvo por el campo, al igual que sus compañeros, perdido. En ningún momento se mostró como el resolutivo y voluntarioso jugador que tan buena imagen había ofrecido ante el CSKA de Sofía.
En Mestalla no hubo más equipo que el Real Madrid. Frente a él, nada. El conjunto de John Toshack, pese a estar formado en su mayor parte por suplentes, aportó ese espectáculo que parece reservado a su once de gala. Ni Mendoza, ni la afición del estadio Luis Casanova podrán expresar queja alguna ante semejante avalancha de goles.
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