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ITALIA 90

El lanzamiento de penaltis dio el triunfo a Irlanda

El técnico Jack Charlton deberá esperar para practicar la pesca, su deporte favorito. Su Irlanda sigue adelante en el Mundial, después de eliminar ayer, contra pronóstico, a Rumania. Hagi, el llamado Maradona rumano, no pudo emular al argentino, y fue incapaz de conducir a su equipo hacia la victoria.Enfrentarse a Irlanda, como ha quedado demostrado en este Mundial, es como atravesar una ciénaga. Quienes intentan la aventura de acercarse a los dominios de Bonner se encuentran en el camino toda suerte de obstáculos y, además, múltiples mosquistos que dificultan la acción. Todas estas dificultades las padeció Rumania durante los primeros 45 minutos.

Los rumanos tomaron la iniciativa desde el primer momento. No tenían en el campo a su estilete, Lacatus, sancionado por acumulación de amonestaciones; pero si a Hagi, su gran estrella. Y al nuevo jugador del. Real Madrid buscaron insistentemente sus compañeros, pero sin excesiva fortuna. Hagi, siempre controlado por dos irlandeses, realizó esporádicas jugadas, pero fue incapaz de dotar a su equipo de la suficiente profundidad como para hacer daño a su rival.

Y es que viejo zorro del fútbol que es Charlton, situó tan bien a sus hombres sobre el terreno de juego, que acabó aburriendo a los rumanos. Es más, Charlton incluso se permitió el lujo de sentar a Aldridge, tras un intercambio de palabras desde la banda y segundos después de que el delantero de la Real Sociedad hubiera sido amonestado con tarjeta por una dura entrada a Hagi. Su sustituto, Cascarino, dio más movilidad al ataque irlandés y la prueba más evidente fueron las dos acciones más claras de peligro, a cargo de Sheedy y Qeen.

El panorama no cambió tras el descanso. Irlanda siguió con su fútbol práctico e incluso acentuó sus acciones de presión. Rumania se vio envuelta en una auténtica tela de araña y dependía, más que nunca, de la acción individual de Hagi, que adelantó más su posición, convirtiéndose en un delantero. Hagi lo intentó, pero en última instancia estaba el meta Bonner para forzar la prórroga. Y la forzó.

Con las fuerzas justas en ambos equipos y, un calor sofocante, se inició un tiempo suplementario de 30 minutos. Un fallo, un despiste por parte de los dos equipos iba a pagarse muy caro.

Nadie quiso arriesgar. Los irlandeses se encerraron en su área y los rumanos atacaron tímidamente, a la espera de una acción individual de Hagi. Estaba escrito en alguna parte que tanto Irlanda como Rumania no podían hacer gol ayer. Así que, finalmente, la decisión de los penaltis fue la más justa.

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