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El Barcelona, decidido a aprovechar su gran ocasión

Robert Álvarez

El Barcelona jugará hoy ante los jóvenes jugadores del Jugoplástica —25 años de media— su segunda final de una Copa de Europa (20.30 horas, TVE 2). Forman los yugoslavos un rival temible, de juego elegante, que defienden su condición de campeones. El Barcelona, gracias a una buena reconversión, ha alejado de sí el pánico a dejar escapar una ocasión irrepetible porque es favorito para disputar la próxima edición. La presión de la NBA sobre las dos figuras del cuadro yugoslavo, Radja (Celtics de Boston) y Kukoc (Portland o Chicago) obliga a pensar que para el Jugoplástica sí puede tratarse de la última oportunidad.

Por eso, algunos jugadores azulgrana, como Crespo, evitan hablar de urgencias históricas: "No creo que tengamos que lavarle la cara al fútbol". La política que ha llevado a cabo en los últimos años la sección de baloncesto del club azulgrana, prudente y eficaz, ha elevado su prestigio a los ojos del barcelonismo y ha colocado a este equipo, y a quienes lo gestionan, en un escaparate. Así, personajes de la vida política catalana, como Arcadi Calzada, presidente del Parlament de Catalunya, han llegado a manifestar lo siguiente: "Celebraría con mayor alegría el título de la Copa de Europa de baloncesto que la Copa del Rey de fútbol. La trayectoria del equipo de baloncesto del Barcelona, que dirige Salvador Alemany, supone una política seria y confirmaría definitivamente, en el caso de que se lograra el título, la mayor armonía de la sección de baloncesto que la de fútbol".

Esa es una de las razones por las que el fantasma del drama ante una posible derrota ha disminuido frente a ocasiones anteriores. La plantilla azulgrana se muestra razonablemente preocupada ante la entidad del rival y entiende que las espectaculares prestaciones que ha obtenido el equipo a lo largo de los últimos meses —sólo dos derrotas en sus últimos 35 partidos—, no sean suficientes para calibrar sus reales posibilidades ante un rival de la calidad del actual campeón.

Para el Jugoplástica, sin embargo, si puede tratarse de un momento irrepetible, ya que puede sufrir próximamente el éxodo a la NBA de sus dos grandes figuras, Dino Radja y Toni Kukoc. El club decidió hace un par de meses hacer una insospechada oferta económica en un país del Este, al ofertar un millón de dólares a ambos jugadores (600.000 para Kukoc y 400.000 para Radja) para que actuasen en Split la próxima temporada.

Será, de hecho, la segunda final de la Copa de Europa en la que intervenga el Barcelona, que en 1984 perdió su primera gran ocasión frente al Bancoroma, que le derrotó en Ginebra por 79-73. El Jugoplástica accede a su tercera final puesto que, además de la que ganó el año pasado en Munich frente al Maccabi de TelAviv (75-69), perdió otra en 1972 frente al Ignis de Varese por 70-69. En las liguillas de cuartos de final el Barcelona perdió en Split por 86-73 y el Jugoplástica en el Palau Blaugrana por 79-73.

Todos ellos no dejan de ser meros datos estadísticos sin mayor trascedencia, puesto que las finales no se ganan ni por acumulación de méritos históricos ni por los contraídos en los partidos más próximos, ni siquiera por las perspectivas de futuro ni por el peso cualitativo de una plantilla determinada. Máxime ante un equipo como el Jugoplástica, que ha demostrado que la madurez no es la consecuencia del tiempo, sino de las habilidades de una plantilla cuya media de edad no supera los 25 años, la más joven de cuantas han intervenido en esta final four.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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