UNA NUEVA EUROPA

Tropas rumanas mantienen cercada Tirgu Mures

ENVIADA ESPECIALLa ciudad de Tirgu Mures, en la Transilvania rumana, se encontraba ayer totalmente cercada por tropas rumanas para evitar la entrada de manifestantes de los pueblos cercanos a esta ciudad de 200.000 habitantes. A pesar de la presencia de militares y policías llegados de todas las regiones de Rumanía, volvieron a reunirse en el centro de la ciudad, en la plaza de las Rosas, miles de manifestantes rumanos, que gritaban: "No nos vamos a casa". A pocos metros de los manifestantes se instalaron, formando un cordón, 300 soldados con rifles, y para evitar un enfrentamiento directo ent...

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ENVIADA ESPECIALLa ciudad de Tirgu Mures, en la Transilvania rumana, se encontraba ayer totalmente cercada por tropas rumanas para evitar la entrada de manifestantes de los pueblos cercanos a esta ciudad de 200.000 habitantes. A pesar de la presencia de militares y policías llegados de todas las regiones de Rumanía, volvieron a reunirse en el centro de la ciudad, en la plaza de las Rosas, miles de manifestantes rumanos, que gritaban: "No nos vamos a casa". A pocos metros de los manifestantes se instalaron, formando un cordón, 300 soldados con rifles, y para evitar un enfrentamiento directo entre rumanos y húngaros se desplegaron nueve carros de combate en tierra de nadie.

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La manifestación fue creciendo por la tarde, cuando salían de sus turnos los trabajadores de las fábricas que rodean Tirgu Mures. Todavía en la plaza de las Rosas quedan restos de las batallas campales ocurridas en los últimos días: el suelo se ha convertido en una gruesa alfombra de vidrios de las botellas rotas que fueron usadas como armas entre ambos grupos. Dos autobuses quemados totalmente y un camión destruido, según la versión de la minoría húngara, transportaron campesinos de los pueblos cercanos "el día de la matanza". Según los húngaros, fueron llevados hasta el centro de la ciudad "a cambio de dinero y una botella de licor".Según la versión oficial de la administración local de Tirgu Mures, la manifestación era "una protesta por la actitud del primer ministro húngaro, que se ha dedicado a provocar".

En el hospital

A la entrada del hospital Judetean, cuatro soldados impiden el acceso a los curiosos. El jefe de la sección de neurocirugía accede "excepcionalmente" a mostrar a los heridos. Siete de ellos fueron llevados en sillas de ruedas hasta el aula magna. Rostros hinchados, ojos amoratados, cortes en la cara y una expresión aún afectada por la anestesia. El médico explica que tiene 45 pacientes; la mitad de ellos, en estado grave . Él mismo traduce los testimonios de cuatro rumanos agredidos por la minoría húngara e ignora la presencia de tres magiares atacados por Vatra Rumaneasca (Cuna Rumana). El mismo médico explica que Cuna Rumana es "sólo una organización cultural para defender los derechos de la cultura rumana".

Durante el día de ayer seguían llegando a la sala de urgencias del hospital víctimas de acciones aisladas. Una de ellas, Odelberg, que vive a 20 kilómetros; de Tirgu Mures, llega con un corte de 30 centímetros que le atraviesa todo el muslo. Explica que salió, durante una pausa en su trabajo en la fábrica de materiales eléctricos, para comprar pan. Se encontró con un amigo magiar. "Comenzamos a hablar en húngaro y por eso nos atacaron". Odelberg estuvo tres horas inconsciente. En su pueblo, de 50 habitantes, vive junto a sus hijos y padres. Los niños no van a la escuela desde el lunes pues la maestra les aseguró que "podría haber problemas".

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El padre de Odelberg, de 75 años, aclara que ha servido en el Ejército húngaro y en el rumano. Explica que no quiere emigrar: "Aquí nací y aquí quiero morir". Vecinos de otras localidades han amenazado a esta familia con quemar su casa. En ese pueblo, donde sólo viven magiares, se han organizado en previsión de posibles ataques nocturnos. El veterano explica así la ola de violencia: "SI estuviéramos un gitano, un húngaro, un rumano y un alemán, y nos tomáramos un litro de vino cada uno, moriría toda la población en Rumanía".

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