Ron Brown
Los escándalos de un parlamentario británico
Ron Brown, parlamentario de la izquierda laborista, también conocido como Ron el Rojo, Ron el Afgano, Rambo y Sid Vicious por su conflictiva actividad pública, coronó el martes su título oficioso de príncipe payaso de la política británica con una condena por los estragos producidos en el piso de su amante, Nonna Longden, que le había abandonado por otro. Brown y Longden ya ocuparon la atención pública hace casi dos años, cuando se rumoreó insistentemente que habían sido sorprendidos juntos en una ducha de la Cámara de los Comunes.Brown dio una "vergonzosa muestra de incontrolable mala conducta", según el juez, al descargar su furia a golpes contra los bienes del piso de Longden, a la que fue a visitar y encontró con su nuevo amante, un tal Dermott Redmond, con un pasado criminal, al que Brown atribuyó más tarde intentos de chantaje.
El mercurial parlamentario estaba tambien acusado de robar joyas y otros bienes de Longden -entre ellos un par de bragas, una blanca y una negra que fueron presentadas como prueba en la sala e hicieron las delicias y los grandes titulares de la Prensa sensacionalista británica al comienzo de la vista-, pero fue absuelto de ellos por el jurado, por lo que el juez sólo le impuso una multa de 1.000 libras, le ordenó pagar otras 625 a su ex amante por los daños causados y le cargó 2.500 en concepto de costas. Brown fue advertido de que irá dos semanas a la cárcel si no paga.
La condena, hecha pública el martes, agudiza más la espina en que se ha convertido Brown para la rosa laborista. "Soy exactamente lo contrario del tipo de parlamentario que quiere Neil Kinnock", dijo en una ocasión el colorista Brown, que ha tenido en tres ocasiones vetado su acceso a los Comunes como medida disciplinaria. En 1988, en el curso de un debate parlamentario, arrojó contra el suelo la rica maza ceremonial que preside las sesiones, causándole daños por valor de 2.000 libras, y al poco saltó al público la historia de la ducha, que él atribuyó a un intento de desprestigiarle dirigido por los propios laboristas. "Hay gente que dice que porque dejé caer la maza también dejo caer los pantalones. Pues no", replicó Brown. "Puede que sea un follador, pero no estaba follando. Y puedo asegurarles que a mi edad (48 años entonces) hago el amor todas las semanas, muy semanalmente, según mi mujer".
May, su mujer, ha asistido como testigo mudo a esta vista, la última de una serie de polémicas historias protagonizadas por Ron, quien visitó Afganistan a poco de la invasión soviética de 1979 y se fotografió, feliz, junto a los carros de combate, y en 1984 se entrevistó con Gaddafi poco tiempo después de que una agente de policía muriera en Londres por disparos realizados desde la sede de la Embajada libia. Brown cantó las excelencias de estadista del líder libio y consiguió la libertad de cuatro británicos encarcelados bajo la acusación de espionaje.
Ron Brown, descendiente de refugiados checos, vive en una casa de protección oficial en Edimburgo y es muy apreciado por sus electores y por las bases de partido en la zona, que empiezan ahora a sentir dudas sobre el apoyo incondicional que le han venido prestando hasta este momento.
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