Un Tarzan como ningún otro

Dicen que contra gustos no hay nada escrito. Sucede que hay puntos de la actividad humana que pueden ser juzgados en términos opuestos, sin que ninguno de los dos polos pueda, en puridad, ser tachado de mezquino. Viene esto a cuento de la película que esta noclíe emite TVE, Greystoke, la leyenda de Tarzán, que en opinión de muchos será el no va más de la serie tarzanesca y a juicio de otros una tomadura de pelo de aquí te espero. No nos pronunciaremos al respecto. La película, desde un punto de vista estrictamente cinematográfico, es de una intachable corrección; circunspecta, muy británica y bien acabada.La aspiración del filme es ceñirse, como ninguna otra película lo había hecho antes, a la letra original, al relato creado en 1914 por Edgar Rice Burroughs, es decir, la historia de un niño inglés de familia aristocrática que sobrevive a la muerte de sus padres en la jungla y se cría entre los simios, luego es educado por un explorador belga y, finalmente, regresa a su origen eduardiano, como conde de Greystoke.

El mensaje de la película, de un esquematismo notorio, es el de la necesidad, inherente a todo ser humano, de un cierto primitivismo frente a la hipocresía de la civilización. Todo esto no tiene nada que ver con los Tarzanes que hemos conocido.

Es lícito rechazar, quienes lo rechacen, el filme de Hugh Hudson por puro contraste, nostálgico si se quiere, con las frescas aventuras de un Johnny Weismuller lozano y desmelenado.

La selva africana coincide también en la sobremesa con Duelo en la jungla, convencional, pero vistosa y entretenida aventura protagonizada por, Dana Andrews y Jeanne Crain.

En la ciudad blanca -Lisboa, maravillosamente filmada por la cámara de Acaecio de Almeida- es una gran película de Alain Tanner, a no perderse. Narra la peripecia de un marinero que, en el puerto de la capital portuguesa, decide, en estado de desencanto, romper con su pasado y tomar nuevos e inciertos rumbos. La caza del zorro es un agradable filme de animales, al otro lado del sentimentalismo disneyano. Relata las andanzas de un cachorro de zorro huérfano y criado entre una camada de perros, con uno de los cuales iniciará una emotiva amistad.