_
_
_
_
Entrevista:

Almunia: "Queda poco tiempo para que los sindicatos cambien"

El Gobierno quiere conseguir un acuerdo, si las centrales ceden una parte

Las negociaciones entre el Gobierno y los sindicatos se encuentran en un punto decisivo, Para mañana está prevista una nueva ronda de contactos en la que todos se juegan mucho, porque el plazo que se han concedido ambas partes se acerca a su final. El Ejecutivo desea un arreglo, pero exige que los sindicatos cedan un poco. Así se desprende de una conversación mantenida con el responsable para las Administraciones Públicas, Joaquín Almunia, uno de los ministros asignados por el presidente del Gobierno, Felipe González, al control político de esta negociación. "La responsabilidad principal de aproximar posiciones corresponde ahora a los sindicatos", asegura Almunia.

Más información
"Las elecciones dependen sólo del presidente"

Pregunta. ¿Qué debe suceder en la práctica, en lo concreto, para que se llegue a un acuerdo?Respuesta. El Gobierno, en las 20 horas de negociación empleadas, ha puesto sobre la mesa propuestas concretas que van en el sentido de atender las reivindicaciones sindicales. Lo coherente para que el acuerdo sea posible es que los sindicatos traduzcan sus reivindicaciones en contrapropuestas o respuestas que permitan aproximar las posiciones.

En el reciente debate parlamentario, el presidente del Gobierno preguntó públicamente a las centrales si sus reivindicaciones eran o no negociables, porque no habría perspectivas de éxito si se planteaban como exigencias previas. Las centrales contestaron que sus posturas eran negociables. Pero a pesar de esas afirmaciones, hechas hace un mes, hasta ahora no han sido coherentes con aquellas afirmaciones y no han modificado en absoluto sus exigencias iniciales. Eso hace inviable el avance hacia el acuerdo y eso es lo que ha de modificarse.

P. Según el Gobierno, ¿la pelota está en el tejado sindical?

R. A la vista del desarrollo de las negociaciones, que están abiertas desde el 26 de diciembre, los sindicatos son los que todavía no han acreditado una actitud negociadora. Queda poco tiempo para que reconsideren su actitud, si es que de verdad buscan un acuerdo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

P. El conflicto con los profesores es un precedente del estilo de este Gobierno a la hora de manejar esos problemas. Al principio hubo una postura muy dura, con fuerte coste personal para quien daba la cara por el Ejecutivo, que era el ministro Maravall. Y después el Gobierno flexibilizó su actitud y llegó a un acuerdo con rapidez. ¿No sucederá al final algo parecido?

R. El hecho es que el Gobierno llegó a un acuerde con los sindicatos de los docentes. Antes de que se alcanzase ese pacto, independientemente de que el ministro fuera José María Maravall o Javier Solana, había quien decía que el Gobierno estaba incapacitado para llegar a un acuerdo. Pero hay que atenerse a la realidad: hubo pacto.

P. Su respuesta evade un poco la pregunta. El hecho de que un acuerdo haya de verse precedido de un largo período de tensiones, supone un fuerte coste para el Gobierno.

R. Por supuesto, todo conflicto tiene un coste para el Gobierno y para los ciudadanos que sufren sus consecuencias. Nosotros lo tenemos en cuenta. El Ejecutivo no está negociando con cartas en la manga, ni mantiene posiciones inflexibles: está volcado en favor del acuerdo, porque es plenamente consciente de las consecuencias negativas en términos de coste político, pero también de perjuicio para los ciudadanos, que supondría la no existencia de un acuerdo.

"UGT había pactado"

P. ¿Valoran ustedes el enfrentamiento con las centrales como el problema político más serio que tiene planteado el Gobierno?R. Hay que distinguir varias cosas. La principal preocupación de los ciudadanos es la situación de paro y la necesidad de crear empleos adicionales a los que genera el crecimiento económico para ir absorbiendo el paro acumulado, en particular el de los jóvenes que no han trabajado nunca. Ese punto está pendiente de que se reúna la mesa sobre creación de empleo, que aún no ha sido abierta porque no habían llegado las propuestas de las centrales sindicales. Alguna ha llegado ya en los últimos días. Los otros puntos suponen también cuestiones de interés para los ciudadanos, como son las pensiones y las retribuciones.

Pero hay un problema político esencial, que es la preocupación ciudadana por la paz social y el riesgo de tensiones que se puede derivar de la imposibilidad de un acuerdo entre sindicatos y Gobierno. Ése es el panorama político en el cual se encajan estas negociaciones. Nosotros estamos dispuestos a responder a esas preocupaciones con la máxima voluntad negociadora.

P. Si fracasan las negociaciones, ¿el Gobierno socialista podrá continuar con su proyecto sin los sindicatos?

R. Es elemental contestar que sí, en la medida en que el PSOE y el Gobierno sigan contando con la mayoría parlamentaria para gobernar y con el apoyo social suficiente cuando se produzca, al final de la legislatura, una convocatoria electoral.

Dicho esto, para llevar adelante el proyecto socialista con los mejores resultados y el mínimo coste, es evidente que la concertación y el diálogo social representan un elemento de máxima importancia. En ausencia de diálogo entre el Gobierno y los interlocutores sociales, los beneficios que los ciudadanos van a obtener no van a ser los mismos: la pérdida de la paz social es un elemento muy perjudicial.

P. ¿Qué ha sucedido para que UGT haya chocado frontalmente con ustedes?

R. La estrategia de concertación seguida por UGT en el período 1982-1986 produjo buenos resultados para los ciudadanos: se ha generado empleo, hay más riqueza para distribuir, se han potenciado los derechos sindicales y laborales. Cuando el PSOE elaboraba el programa electoral para esta legislatura, la UGT acordó ese programa con el PSOE, en sus aspectos socioeconómicos, y en ese programa se apuesta por el diálogo social como vía para obtener mejoras del bienestar, del poder adquisitivo, mayor redistribución de rentas y superación de la crisis.

UGT no está siendo consecuente con aquel compromiso con el PSOE y exige reivindicaciones que, de cumplirse, pondrían al Gobierno en situación de tener que actuar en contra del programa electoral. Quienes estamos cumpliendo el programa somos nosotros, desde el Gobierno, mientras la UGT plantea algunos puntos contradictorios con ese programa.

Yo no encuentro una explicación a ese giro estratégico de la UGT. Sí encuentro explicación a la estrategia de CC OO: con su orientación política, que no es otra que la del partido comunista e lzquierda Unida, esta central mantiene las posiciones que mantiene.

P. Usted es el ministro para las Administraciones Públicas y los funcionarios, precisamente, están en el centro de las reivindicaciones sindicales. Al mismo tiempo hay muchas quejas en la sociedad sobre el mal funcionamiento de los servicios administrativos. Nadie parece estar contentento.

R. Los funcionarios tienen derecho a negociar sus retribuciones y a que éstas no sean discriminatorias respecto a las que se perciben en el sector privado; pero también es cierto que las contrapartidas que desde los responsables de la Administración se deben exigir a los funcionarios deben ser similares a los que se piden en cualquier otro ámbito de la actividad laboral o productiva. Se han dado pasos pan cubrir los dos objetivos, que son indisociables.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_