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SEGUNDA ELIMINATORIA DE LAS COPAS DE EUROPA

El Athlétic se perdió en el marasmo

Santiago Segurola

SANTIAGO SEGUROLA, ENVIADO ESPECIAL, El Athlétic se perdió en el marasmo de acontecimientos que desembocaron fatídicamente en el partido del Communale. Nadie confiaba en este equipo, ni su entrenador, que contribuyó sobre manera al calvario con el anuncio de su espantada, no confirmada después. Kendall, continuará en el club bilbaíno hasta el 30 de junio, según anunció pocas horas después de confirmar la posibilidad de fichar por el Newcastle. En la madrugada de ayer, Kendall telefoneó al presidente del club británico para comunicarle su decisión. Sustraerse al desconcierto que provocó el asunto era imposible, de igual forma que se anunciaba imposible la recuperación de un equipo roto, aniquilado por las lesiones, preso de la peor de las enfermedades: la falta de confianza en sus fuerzas.

Sólo Tacconi pareció apiadarse de los innumerables males rojiblancos. El portero italiano, siempre proclive a los fallos que hacen época, respondió a su fama con un error majestuoso: un balón limpio, templado, apetecible como un pastel, se perdió entre sus manos y llegó al pie de Uralde, que aprovechó la extravagancia.

La situación era ideal para cualquier equipo que se adentre en la competición europea. Pero el Athlétic no está para sacar partido de las ventajas. En Turín estaba más dispuesto a escribir una de las páginas más negras de su historia. Descompuesto en todas sus líneas, aniquilado desde el principio, en todo momento se apreciaba la hecatombe. La defensa en línea del Athlétic, o el sucedáneo de achique de espacios, o lo que fuera aquéllo, se reveló entonces como el peor de los instrumentos para evitar el desastre. Fue tal el descalabro que los italianos perdieron su inveterada inclinación por la racanería. Simplemente daba gusto cebarse con aquel remedo de equipo, caricatura de una escuadra que ha forjado una gloriosa leyenda.

Estas derrotas dejan una huella demasiado profunda. El porvenir se adivina terrible para un equipo que recuerda punto por punto a la escuadra de hace dos temporadas, la misma que generó la crisis más grave en la historia del Athlétic. Quizá Howard Kendall asumió íntimamente esta incertidumbre y cedió al ataque de pánico que le produjo el partido que se avecinaba.

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