Rosales y Alberti abren un curso en El Escorial

El autor granadino se disparó con una pistola de juguete tras leer un poema

Los escritores Luis Rosales y Rafael Alberti se cubrieron mutuamente de elogios en el transcurso del encuentro que tuvieron ayer en El Escorial. Los dos premios Cervantes inauguraban el seminario que dirigen conjuntamente, bajo el nombre de Poesía española contemporánea, dentro de los cursos de verano que organiza la universidad Complutense de Madrid. El encuentro matinal contó con el rasgo de humor negro de Rafael Alberti, quien, al dar lectura de su poema Georgina, ¿eres una niña o una vaca?, sacó lentamente un revólver, lo acercó a su sien y disparó lo que no era más que un tiro de pistones...

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Los escritores Luis Rosales y Rafael Alberti se cubrieron mutuamente de elogios en el transcurso del encuentro que tuvieron ayer en El Escorial. Los dos premios Cervantes inauguraban el seminario que dirigen conjuntamente, bajo el nombre de Poesía española contemporánea, dentro de los cursos de verano que organiza la universidad Complutense de Madrid. El encuentro matinal contó con el rasgo de humor negro de Rafael Alberti, quien, al dar lectura de su poema Georgina, ¿eres una niña o una vaca?, sacó lentamente un revólver, lo acercó a su sien y disparó lo que no era más que un tiro de pistones.

La primera jornada estuvo íntegramente dedicada a ambos autores y a la figura del joven poeta granadino Luis García Montero. Tras la intervención de Gonzalo Santonja, coordinador del curso dirigido por los dos poetas, Luis Rosales tomó la palabra brevemente para afirmar que le parecía un gran acierto el encuentro y señalar que se sentía especialmente complacido al estar con Rafael Alberti, a quien consideraba como uno de sus maestros. A lo que añadió: "Tenemos que hablar de poesía, porque la poesía es la manera de recuperar la inocencia perdida".A lo largo de las numerosas intervenciones de Alberti, que no sólo contestaba a las preguntas del joven poeta García Maroto, sino que intercalaba lecturas de poemas, muchas de ellas impregnadas de humor, el poeta Luis Rosales, desde cerca, mostraba un especial interés no exento de atención, que ni siquiera decayó o se transformó en gesto alguno en el momento en el que Rafael Alberti, ante la sorpresa de muchos y el previo conocimiento de otros, finalizó la lectura de un poema sacando lentamente un revólver, que previamente había tenido escondido sobre la mesa cubierto bajo un pañuelo y posteriormente entre las piernas, y simuló, ante el pasmo de más de un participante, una despedida definitiva de la protagonista del poema, Georgina, una joven a la que su novio, Buster Keaton, veía como una niña y el poeta afirmaba que era una auténtica vaca.

Tras la intervención pública, en la que Alberti habló de la influencia gongoriana y surrealista en la generación del 27, de su defensa de Bécquer y de numerosas anécdotas de su vida literaria y política, informó que se va a poner en manos de un médico sefardí que le va a "dejar nuevo" en 15 días, algo que espera lleno de inquietud, ya que no termina de recuperarse del accidente automovilístico sufrido ahora hace un año.

En un encuentro posterior y más íntimo entre los dos poetas y la Prensa, a los que se les preguntó qué opinaban cada uno de ellos sobre el otro, Rosales afirmó: "Yo no tengo tiempo para hablar de Rafael". Y añadió: "Ha sido una maravilla escucharle leer cosas, muchas de las cuales me sé de memoria". Alberti, por su parte, tras afirmar que la pregunta era una provocación, señaló que Rosales se encuentra en la línea de los grandes poetas españoles, y aunque fuera más joven que él, siempre le había tenido en cuenta y había seguido su obra puntualmente, ya que a lo largo de sus 29 años de exilio nunca le habían dejado de llegar los libros de Rosales puntualmente.

Sin ser preguntado previamente, Alberti quiso tener un recuerdo especial para la figura de Dámaso Alonso, señalando que le había entristecido especialmente la enfermedad sufrida por el poeta estos últimos días, al que considera el último escritor vivo, junto con él, de la generación del 27.

Dámaso Alonso, que sigue internado en la madrileña clínica Ruber, evoluciona favorablemente, y el último parte médico emitido sobre su salud lo confirma así: "El paciente sigue evolucionando favorablemente. Está hidratado. Su fiebre tiende a disminuir, lo que permite pensar que el tratamiento antibiótico de su infección urinaria es el adecuado. Mantiene sus constantes vitales estables y se ha iniciado alimentación por sonda nasogástrica. Pese a su avanzada edad, no se ha presentado hasta ahora otro tipo de complicaciones".

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