El simpático Ándré Agassi
Los americanos parecen haber encontrado el ídolo que tanto buscaban desde hace algún tiempo, y cuya ausencia ha llevado incluso a una crisis económica en el sector de la ropa y el material tenístico. Se trata de André Agassi, de 18 años, que ayer se clasificó para las semifinales del torneo de tierra batida mas importante del mundo (donde se enfrentará al sueco Mats Wilander), al ganar al argentino Guillermo Pérez Roldán por tres sets: 6-2, 6-2 y 6-4.El estadounidense André Agassi ha roto todos los esquemas del tenis actual. Siempre vestido con unos pantalones de color azul-vaquero, y el pelo rubio muy corto en la frente y largo hasta media espalda por atrás, Agassi desprende simpatía a raudales. Cuando lo que se les enseña a los niños-tenistas es a odiar a los rivales, Agassi les aplaude en las jugadas bonitas, sonríe en todo momento, y llega hasta a reirse de sí mismo, incluso con gritos de rodeo tejano, cuando falla un punto. Es la antítesis de un John McEnroe, por poner el ejemplo más cercano y conocido.
André Agassi nació en Las Vegas, donde su padre, de origen iraní, trabajaba como showman. A los cuatro años, ya considerado niño prodigio, se metió en una pista de tenis para jugar unos puntos con Jimmy Connors.
Pero, además de atraer por su simpatía, Agassi puede ser reconocido fácilmente por su golpe de derecha, sin duda el más poderoso que existe actualmente en el circuito del mundo tenístico. Es curioso dada su corpulencia, no excesiva. Agassi, sin embargo, tiene una pequeña debilidad: su revés es simplemente pasable, y Mats Wilander puede hacer auténticos destrozos con este simpático ídolo.
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