El holandés Van der Poel ganó en la jornada más larga
Muchos corredores se conformaron ayer con mantenerse sobre la bicicleta en un final accidentado, propiciado por una carretera muy estrecha y repleta de público. Las caídas se sucedieron y una escapada de cinco corredores pudo fructificar porque era más cómodo ir por delante que ser parte del pelotón. Van der Poel resolvió arriesgadamente la cuestión del vencedor de la etapa adelantándose a sus colegas por la izquierda y oliendo el aliento de los espectadores. Tras siete horas de etapa, todo está dispuesto para la contra reloj de hoy, de 87,5 kilómetros, una de las más largas que recuerda la vieja historia del Tour. Va a ser la primera etapa decisiva.
La etapa de ayer, la de más largo recorrido de este Tour, transcurrió con el pelotón en marcha lenta y con pocas ganas de escapar delante de la concurrencia. En la media docena de saltos que se produjeron no hubo ni un solo español implicado y la jornada resultó tranquilizadora para todos aquellos corredores que se encuentran limando problemas internos. La única pega radicaba en el fuerte calor y en las más de siete horas inevitables a lomos de una bicicleta. La carrera se animó al final y gracias todo ello a la estrechez de la carretera, que impedía al gran grupo su despliegue en los últimos kilómetros.En esos momentos, la escapada de cinco corredores, Amadio (Supermercati), Van der Poel (PDM), Peeters (Superconflex), Derooy (Panasonic) y Dominique Garde (Toshiba), se tornó en decisiva porque su diferencia inicial se fue ampliando a la mejor maniobrabilidad de un grupo de cinco. Por un momento, incluso, Peeters era líder de la prueba puesto que llevaba una ventaja superior a los 2.32 minutos que le separaban de MaechIer. Finalmente, no fue así aunque Peeters subió al cuarto en la general.
Tiemblan los españoles
Así que todo queda listo para una etapa tan decisiva como la de hoy con un recorrido algo accidentado y un puesto de avituallamiento a los 30 kilómetros de la salida. El vencedor hará un tiempo ligeramente superior a las dos horas, lo que indica la magnitud de la etapa, y sobre todo, las posibilidades que tiene de fabricar grandes diferencias. Referencias de contrarrelojes tan largas no hay ninguna en los últimos 15 años. Últimamente, la organización se había inclinado por las de cerca de 60 kilómetros, y ya parecía bastante. Los españoles tiemblan ante lo que pueda pasar hoy, y no los colombianos. Ambos sólo piensan en pasar el trago lo mejor posible y esperar a la montaña, dentro de tres días.
La referencias hay que buscarlas en otro tipo de pruebas y son poco alentadoras. Según el Premio de las Naciones, una contrarreloj de 90 kilómetros que se celebra todos los años en el mes de septiembre, que termina en Cannes, y donde participan con invitación los mejores especialistas, los recientes vencedores han sido Sean Kelly (1986) y Charles Mottet (1985). Sí, Mottet, el francés por quien apuestan los franceses aunque Kelly diga que harían mal en dejar de lado a Fignon. Mottet fue cuarto el pasado año en esta prueba, a 1.13 minutos del irlandés. Hace un año fueron invitados dos españoles, Indurain (14º, a 4.27) y Gorospe (15º, a 4.38). Quiere ello decir, entre otras cosas, que, en un recorrido tan largo y con especialistas por medio, caben diferencias de cuatro minutos. ¿Qué pasará con quienes no dominen. este aspecto?.
El que tiene más motivos para sentirse preocupado es Pedro Delgado, sobre todo porque su diferencia con Mottet, un hombre que aguanta en la montaña, puede resultar decisiva. Miembros del equipo PDM dicen que Delgado era un "muy malo contrarelojista" cuando fichó por el equipo holandés. Ahora dicen que es, simplemente, un "mal contrarelojista". La mejor referencia, para Delgado, es que, en 1984, fue 122 en una contrarreloj de 67 kilómetros, y a menos de dos númitos del vencedor, Fignon. En sus peores referencias, la desventaja en su contra ha oscilado entre cinco y seis minutos.
Otros españoles implicados son Indurain y Gorospe, del Reynolds, a quien Echávarri ha cuidado para esta etapa. El Caja Rural jugará la opción de Cabestany, ayer con algunas heridas en ambas rodillas producto de una de tantas caídas en el pelotón. El resto se mantiene expectante Mínguez (BH), por ejemplo sabe que no tiene nadie con quien jugar esta etapa; está al margen de ella y sólo espera que Anselmo Fuerte no salga demasiado mal parado. El Teka se centra en Blanco, una incógnita dado su mal momento de forma. Y los colombianos prefieren no opinar; dicen que luego les tocará a ellos igualar las diferencias en la subida a Le Ventaux, una contrarreloj de alta montaña.
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