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BOXEO

Un púgil aficionado inglés de 15 años en estado de coma tras un combate

Joseph Sticklen, boxeador aficionado inglés, de 15 años de edad, se encuentra internado, en estado de coma, en un hospital de Manchester después de quedar inconsciente en un combate disputado el pasado viernes en el club Los Chicos de Gallagher, en Waterhead, contra otro púgil de 14 años.

Sticklen, que afrontaba la segunda pelea en su carrera pugilística, entró en coma pocos minutos después de que el árbitro suspendiera el combate que disputaba contra otro joven boxeador al resultar "ligeramente contusionado", según declaró ayer Donald Walton, el médico que le atendió en un primer momento. "El árbitro me pidió que le echara un vistazo y, repentinamente, Joseph tuvo un ataque y se desplomó inconsciente", afirmó el doctor Walton.Trasladado urgentemente a un hospital de Manchester, 200 kilómetros al norte de Londres, Sticklen se halla al borde de la muerte, conectado a una máquina que realiza sus funciones vitales.

Las competiciones boxísticas entre niños son habituales en casi todo el mundo. Harlan Hossier, un estadounidense de 13 años, falleció en 1980 tras haber disputado tres combates de aficionados durante un torneo organizado en la localidad de Huntington, perteneciente al Estado norteamericano de Virginia.

En España incluso se efectúan demostraciones en plena calle, como ocurrió el pasado mes de diciembre en la barriada madrileña de Vallecas con boxeadores de 9 a 15 años pertenecientes a las escuelas de Almería y Madrid. Los viandantes podían presenciar gratis el espectáculo que el concejal de la Junta Municipal del distrito había autorizado porque desconocía que pelearían niños, según manifestó posteriormente. El Gobierno Civil de Burgos, en enero de 1985, suspendió una velada profesional porque incluía a niños como teloneros. La Generalitat también intervino últimamente cuando se denunció la celebración de reuniones de lucha libre americana con niños en Lérida.

Rubén Martínez, secretario general de la federación española, asegura que en esas demostraciones, realizadas dentro de una campaña de promoción para cambiar la imagen del boxeo, está prohibido golpear: "Los niños dibujan, marcan los golpes, pero no los propinan".

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