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Luis Rentero

La 'proeza' de hacer jugar a Karpov en un pueblo andaluz

Leontxo García

El sorprendente fervor de los linarenses por el ajedrez tiene su alma máter en un hombre de 53 años, con corte de caballero medieval, llamado Luis Rentero. Una capacidad de trabajo fuera de lo común le permite dirigir al mismo tiempo los torneos de ajedrez y varios almacenes de alimentación y bebida. Verle sentado entre los espectadores contemplando las partidas equivale a presenciar la personificación de la felicidad.

Tiene cinco hijos, cuatro nietos y dos aficiones: el fútbol y los toros. "El ajedrez", asegura, "pertenece para mí a una categoría muy superior. Sin él no podría vivir". Debe de ser así, a juzgar por las constantes comparaciones que realiza entre los problemas cotidianos y los que se presentan en el tablero. Para él, "lo importante es luchar, tanto en la vida como en el ajedrez. Me gusta ganar o perder. Las tablas sólo las acepto como el resultado inevitable de una lucha larga y tenaz, en la que al final se impone la igualdad, pero nunca como un compromiso conformista". Bajo esta filosofía, ideó un original sistema para incentivar a jugadores considerados como demasiado pacíficos, "que contraté para jugar en Linares sin honorarios fijos. Sus beneficios económicos fueron directamente proporcionales a las partidas que ganaron. Por eso", afirma satisfecho, "el último torneo que organicé tuvo un índice de combatividad altísimo".Admite que las primeras ediciones del ya famoso internacionalmente trofeo Ciudad de Linares le costaron dinero, pero no le importa: "Invertí en esto como otras personas lo hacen en cualquier actividad". Después, su labor adquirió un matiz diferente: "Con la ayuda de un ayuntamiento magnífico y de entusiastas colaboradores, me dediqué a buscar posibles patrocinadores que aumentaran la publicidad de los torneos".

Insiste en quitarse importancia, pero reconoce que ha contribuido a engrandecer el bagaje cultural de su ciudad: "Mis paisanos presumen de que Linares es famosa en el mundo entero por sus torneos de ajedrez, que ya forman parte de nuestro patrimonio. Eso me llena de satisfacción". A pesar de los éxitos obtenidos, Rentero no deja de pensar en ambiciosos proyectos. Una de sus frases más resonantes es: "Si Bobby Fischer reaparece algún día, procuraremos que lo haga en Linares" Por otra parte, la ciudad ha presentado ya su candidatura para organizar la olimpiada de aje drez de 1992. Pero Rentero tie ne otra obsesión: "Quiero pasar a la historia como el hombre que trajo a Linares la final del campeonato mundial. No descansaré hasta conseguirlo".

Esta mezcla de modestia y orgullo hace que Rentero sea particularmente temible cuando las cosas le salen mal. Para el torneo de 1985, la organización invitó a Karpov. El entonces campeón mundial acababa de jugar su primer encuentro contra Kasparov, que duró cinco meses, y estaba completamente agotado. Para evitar su hundimiento en un torneo tan fuerte como el de la localidad jienense, la federación soviética lo sustituyó por el gran maestro Igor Makarischev, jugador de indudable calidad, pero desconocido para el gran público. En la ceremonia de inauguración, Rentero se mostró tajante ante los periodistas: "La federación soviética no se va a reír del pueblo de Linares. Nosotros invitamos a Karpov. Por tanto, Makarischev regresará a Moscú en el primer avión". En realidad, Rentero fue consecuente con el refranero popular, una de cuyas sentencias dice así: "En Linares, tres huevos son dos pares".

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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